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Promesa esfumada

Daysi Tania Rodríguez sigue esperando lo prometido, allá en su casa de Pérez 652, entre Teresa Blanco y Juan Alonso, en el barrio habanero de Luyanó. Lo cuenta con dolor su hijo Pavel García Rodríguez, quien considera que ella se merecía otro tratamiento, sin «peloteos» ni engaños.

Refiere Pavel que en 2003, las lluvias del huracán Michelle desploman parcialmente el techo del baño, y rompen la taza del inodoro y el tanque. La señora se dirige al delegado, quien la reorienta hacia el puesto de mando del desastre.

De allí, le envían dos técnicos de Inversiones de la Vivienda a hacer la defectación, con vistas a un juego de baño con herrajes y un saco de cemento. Pasaron ocho meses y no pasó nada. En agosto de 2004, en la zona de Vivienda, Daysi Tania se entrevista con una técnica de inversiones, quien le explica que los juegos de baño no han entrado, pero no debía preocuparse: tenía el uno en el escalafón.

Va todos los jueves a la Zona de Vivienda y siempre lo mismo: nada ha entrado. Así transcurren seis meses más. En marzo de 2005 se entrevista con la directora de Inversiones de la Vivienda del municipio 10 de Octubre y le presenta una carta del delegado avalando todo.

La directora de Inversiones le da una carta, en la cual le orienta a la técnica que de los tres juegos de baño entregados al Consejo Popular Luyanó, le asignen uno. Y la técnica, a su vez, envía a Daisy Tania a que se presente ante quien entonces era el presidente del Consejo Popular, el facultado para entregarlo.

Pero cuando va a ver al presidente del Consejo, este le responde que no le ha entrado ninguno.

Pertinaz, Daisy Tania le explica el caso a la jefa del departamento de Atención a la Población del Gobierno municipal, y esta le orienta que se presente ante el jefe de Atención a la Población de Inversiones de la Vivienda. Cuando lo ve, lo reconoce como aquel técnico de Inversiones que inicialmente le hizo la defectación, y ahora ha sido promovido a esa responsabilidad. Le busca el expediente y no aparece. Le informa que ya no se dan juegos de baño por defectación realizada. Y sin ninguna explicación, concluye la entrevista súbitamente.

La afectada se dirige a ver a la jefa de Atención a la Población del Gobierno, pero no está. Le atiende su secretaria y le llena un acta sobre lo planteado. Le dice que la llame dos días después. Y cuando lo hace, le reiteran, que ya por defectación no se daban juegos. Debe recomenzar: presentarse en Inversiones para que se le habilite un nuevo expediente, por esfuerzo propio.

Pavel se pregunta dónde quedan los tres años que esperó, las promesas hechas, para ahora empezar por cero, solo con el respaldo moral del delegado de su circunscripción, quien nunca la ha abandonado, pero lo sufre igual que ella.

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