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Neumática estafa

El engaño hoy es en forma de neumáticos y en pesos convertibles. Lo padecen cubanos que paralizaron sus bicicletas luego de adquirir gomas que contradicen las promociones y filosofías de la protección al consumidor.

La primera estafa fue en Guantánamo, y la víctima es Reynaldo Cuña, de calle 18 número 74, apartamento 387-B, en el reparto Caribe de esa ciudad. El 12 de abril pasado él compró dos gomas 26 por 3/8 en un servicentro Oro Negro de esa localidad, a 4,20 CUC cada una. Y a los 20 días, ya la delantera tenía una rajadura de más de cuatro centímetros. Pero la garantía del producto es de solo siete días.

Reynaldo vulcanizó el neumático con un particular, pero días después se le hizo otra rajadura. Y a la semana explotó la otra goma, la trasera. Cuando la revisó, estaba toda deshilachada.

Solo cuatro días después de la fatal compra hecha por Reynaldo, allá en la ciudad de Cienfuegos cayó en otra trampa Gerardo Trelles. El 16 de abril pasado adquirió una goma de 20 por 1,25 en una tienda de Trasval, situada en calle 64 número 4501, entre 45 y 47.

A los pocos días, saliendo de su casa en calle 49, número 6618-A, entre 66 y 68, descubrió que se había rajado el neumático, cuyo precio fue de 4,60 CUC. Se dirigió a la tienda y le especificaron que se había vencido la garantía: siete días. Pero navegó con mejor suerte. Le cambiaron la goma. Y la nueva sucumbió a los diez días. Esta vez sí no hubo solución.

La jefa de piso de la tienda le informó que se habían vendido unas 200 gomas de ese tipo, por lo cual probablemente existan unos 200 ciclistas engañados y molestos como él.

Apunta el lector que el neumático con la «malformación genética» no muestra la procedencia de su fabricación, y en su estructura se percibe «una deficiente calidad, pues a simple vista se aprecian las fibras de hilo o nailon, lo que implica falta de caucho en su envoltura. También presentan deformidades, provocadas por el modo en que son amarradas en grupos a la hora de ser transportadas...».

El estafado comprador consultó con un ponchero, quien le aseguró que neumáticos similares ya habían pasado por sus manos, y se reventaban de solo echarles aire.

«¿Dónde está en este caso la protección al consumidor? ¿Podré conocer en algún momento por qué se deterioró en menos de 20 días un artículo que se entiende debe tener una vida útil por lo menos en el período de un año? ¿Será lógico ofrecer siete días de garantía al mismo? ¿Recuperaré mi dinero, o por lo menos tendré la posibilidad de recibir otra goma?», interroga el afectado.

La otra misiva la envía Daritza Arredondo, de Santa Catalina 154, entre San Rafael y San Clemente, en la ciudad de Camagüey. Ella refiere que el 13 de julio de 2006 inició gestiones para legalizar a su nombre una azotea donada por la vecina, para la construcción de una vivienda. Cumplidos los requisitos, y transcurridos varios meses, recibió la Resolución 707/07 de la Dirección Provincial de Vivienda que autoriza la cesión de la azotea.

Y cuando fue a Notaría para poner a su nombre la azotea, e iniciar la tramitación de planos y permiso de construcción, le dijeron que no podía hacerse porque dicha Resolución no consideraba el valor de la misma. En Vivienda señalan que ello no es necesario. Y en la sede del Arquitecto de la Comunidad sostienen que no tienen que valorarla.

En Notaría insisten en que no pueden emitir el documento sin el valor de la azotea, porque el Registro de la Propiedad no podrá efectuar la inscripción. Pero Daritza consultó con el Registro de la Propiedad, y le plantearon que ellos no incluyen las azoteas hasta tanto no tengan la construcción terminada.

La Dirección Provincial de Justicia le dice que hasta que el Instituto Nacional de la Vivienda (INV) no dicte una norma para esos casos, no se puede realizar el trámite notarial. Y la afectada posee la Resolución 10/06 del INV que autoriza la cesión de azoteas y no hace referencia alguna a su valorización. «¿Hasta cuándo tendré que esperar por la legalización? ¿Por qué no se ha definido mi situación?», cuestiona Daritza, confundida entre tantos mensajes contrapuestos.

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