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Los teléfonos de Campo Florido...

Lidia Ruiz Monzón escribe en nombre de muchos habitantes de Campo Florido, una localidad sui géneris de la capital cubana, distante como un pueblo de provincia, a pesar de que pertenece al área metropolitana de la ciudad.

La lectora, quien reside en Mártires de Girón 217, en esa comunidad del municipio capitalino de La Habana del Este, refiere que esa región es de las de más baja densidad telefónica de Ciudad de La Habana. Por eso cundió la alegría allí, cuando hace más de dos años, fuerzas de ETECSA comenzaron a instalar postes y cables telefónicos...

Se recogieron las solicitudes de teléfonos en 72 horas. «Se hizo un cronograma que jamás se cumplió por parte del Poder Popular —precisa—, y ahora ETECSA dice que no tiene la disponibilidad técnica ni siquiera para instalar el 20 por ciento de las capacidades que fueron ofertadas desde la segunda mitad de 2007».

Lidia pregunta: «¿Quién responde por ello? ¿Seguiremos esperando sin saber cuánto tiempo más pasará? ¿Son ETECSA y el Poder Popular quienes deben dar una respuesta sin dilación? Al menos eso creemos que nos merecemos, como ciudadanos cubanos y revolucionarios que somos».

Alicia cargó con su «pesca’o»

El pasado 7 de octubre, Alicia Rodríguez denunciaba aquí irregularidades con el pescado normado y la dieta del mismo, en el mercado donde compra: 1005 de San Lázaro, en Centro Habana. En agosto fue a comprar el que le correspondía el segundo día de venta, y ya se había acabado. Le dijeron que lo reportarían para el siguiente mes.

Y cuando llegó septiembre no pudo adquirir el pendiente. Le explicaron en la Zona de Comercio que el problema es que vino pescado grande, y no se podía fraccionar; por eso no alcanzaba. Y Alicia no entendía por qué el consumidor, por demás con dieta de enfermo, tiene que aceptar tal explicación.

Al respecto, responde Carmen Núñez Fernández, especialista de Protección al Consumidor de la Empresa Municipal de Comercio y Gastronomía de Centro Habana, quien confirma que «realmente existía la afectación a la consumidora», y que «el pescado está llegando grande y no se puede trocear, pero cuando la Empresa solicita al proveedor las libras de faltante, este es servido sin problemas, cosa que ocurrió así».

Precisa Carmen que, de acuerdo a lo investigado, se determinó que la responsabilidad de que el pescado no llegara a la consumidora fue del jefe comercial de la Unidad Básica, y del técnico, a los cuales les fueron aplicadas medidas disciplinarias. Y aclara que ya le fue entregado el producto a la consumidora.

Aprovecha Carmen para informar que esa Empresa está ubicada en Galiano 212, entre Virtudes y Conde Cañongo, en Centro Habana. Y existe un Comité de Protección al Consumidor que atiende por el teléfono 866-0463, de lunes a sábado, de 8:30 a.m. a 5:00 p.m.

Hay que tomarle la palabra a Carmen. Porque es muy saludable, en Centro Habana o allá en Imías, en cualquier rincón de este país, que los consumidores exijan sus derechos cuando se sienten vapuleados. Lo otro es que realmente se sientan protegidos por quienes deben velar por ellos.

La fuerza del cariño

Los mismos que sufren y se reviran contra el maltrato y la desatención, reaccionan con afecto y gratitud cuando se les trata con cariño y respeto.

Por eso me escribe Oscar Mario Trujillo Jorge, desde Porvenir 2, entre Atlanta y Georgia, en La Palma, municipio capitalino de Arroyo Naranjo:

«Quisiera felicitar al cuerpo médico y de enfermeros del Instituto de Hematología, en el Hospital Nacional Enrique Cabrera; y en especial a los doctores Onel, Espinosa y Valia, por su profesionalidad en el desempeño de su labor.

«Y también por su trato tan amable y lleno de cariño, por su aliento y esperanza hacia nosotros, los pacientes que padecemos una enfermedad crónica. Gracias, y que mantengan esa ética tan dulce».

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