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Cien nuevos ómnibus para Metrobús

El pasado 1ro. de octubre reflejé aquí la queja de la lectora capitalina Dayamí Morejón, acerca de una de esas impunes indisciplinas de choferes de ómnibus urbanos en la capital, ante los ojos de los propios ciudadanos.

Contaba ella que el 24 de septiembre su esposo estaba en la parada del P-7 en el Hospital Hijas de Galicia. A las 6:50 a.m. llegó un ómnibus e hizo una parada antes para que se apearan pasajeros. Y cuando se detuvo ya en la parada, y se acercaron los que pretendían subir, no abrió la puerta y se fue. Lo mismo hicieron los que llegaron a las 7:00 a.m. y a las 7:10 a.m. A pesar de que tienen en el ómnibus los GPS o sensores que los delatan si no paran, cuestionaba Dayamí; será que no basta y habrá que poner otros detectores.

Como tal indisciplina está registrándose con frecuencia, era importante la respuesta correspondiente. Y es Néstor Alonso, subdirector de Calidad e Imagen de la Empresa Metrobús, quien precisa que los tres choferes que no se detuvieron en la parada oficial «serán analizados por no cumplir con lo establecido, y se les aplicarán medidas disciplinarias».

Aclara Alonso que el GPS, dispositivo que viene aplicándose en ómnibus de la capital, permite controlar el cumplimiento de lo programado y proporciona la información relacionada con el servicio, excepto la relación del chofer con los pasajeros y el cobro del pasaje.

Cada una de las puertas de los ómnibus que ya lo tienen, agrega, posee un sensor que permite conocer si fue abierta o no en la parada, si se abrió con el ómnibus en marcha o en el semáforo.

Por ello acota Alonso «que si los ómnibus señalados dispusieran de GPS, la indisciplina quedaría registrada y los jefes podrían saberlo al terminar los choferes su turno de trabajo». Informa que, a modo de prueba, trabajan con GPS los ómnibus 742, 717 y 762 asignados a las líneas P-1, P-2 y P-7, respectivamente; no así los tres ómnibus donde se registraron las violaciones narradas.

Manifiesta que la causa fundamental de indisciplinas como la relatada por Dayamí, es que Metrobús aún no es capaz de satisfacer la demanda de pasajeros en las horas pico. A propósito, anuncia que próximamente tendrán un incremento con la entrada de unos cien ómnibus que se adicionarán a diferentes líneas.

Alonso recuerda que ante cualquier irregularidad en los metrobuses, los pasajeros pueden reportarla al Puesto de Mando de esa empresa, a los números telefónicos 881-9013 y 881-9113, con los datos del carro, fecha, hora y lugar. Ello permitirá tomar medidas con los responsables. Y al final, reafirma que en eso «tendrá mucha importancia el uso de los sistemas GPS, lejos de ser un problema para los usuarios».

¿Vuelven los absurdos convoyados?

Los consumidores cubanos con bastantes años vividos conocen el fenómeno de los convoyados, como una de las manifestaciones de sujeción al cliente que de vez en cuando irrumpen en nuestras tiendas.

Ahora, cuando uno creía superado el absurdo ajiaco de mercancías, escribe Jesús López, vecino de Campanario 306, entre Neptuno y San Miguel, en Centro Habana.

Cuenta Jesús que a su hija la dermatóloga le indicó jabón bactericida, y le recomendó la marca Rexona de Suchel Lever. Tras varios días, descubrió que en la tienda en divisas de 11 y 4, en El Vedado capitalino, lo vendían... pero convoyado.

Sí, venía acompañado de un desodorante y un envase de talco, todo en una envoltura muy hermosa. Pero su hija solo necesita el jabón bactericida, al menos seis pastillas de este. Así que tendrá que adquirir seis bolsas del convoyado, con la consiguiente erogación del bolsillo.

«Estas ofertas —suscribe Jesús— son muy útiles para poder comprar varios productos a menor precio, pero debe existir la oferta de dichos productos de forma individual».

Y uno se pregunta: ¿Resurge el dogmatismo y la inflexibilidad del convoyado, después de tan mala fama? ¿Nos daremos de nuevo con la misma piedra?

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