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Molestia con carné

Ni el mismísimo Carné de Identidad escapa al trasiego de pequeñas arbitrariedades burocráticas, que todo lo complican. Diomar Nordet (carretera de Siboney, kilómetro 12, Las Guásimas, Santiago de Cuba), cuenta que el pasado 5 de noviembre fue a la terminal ferroviaria de esa ciudad, a adquirir pasajes Santiago-Guantánamo para él, su esposa y su hija pequeña, por la lista de espera. Y no pudo adquirir los boletos porque no llevaba la tarjeta de menor de la niña. Le insistió a la empleada que él sabía de memoria el número de identidad de la hija. Y ella le dijo que era una orientación y nada podía hacer. Pregunta Diomar: «Si decidimos ir de viaje toda la familia, ¿deben comparecer todos a la hora de realizar las reservaciones? ¿O acaso tendría uno que portar todos los documentos, mientras el resto queda indocumentado? Si tal medida es para que los boletos sean intransferibles, la acción de control debería estar a la hora de abordar el ómnibus». Diomar también apunta a un tema muy recurrente: en recepciones de instituciones y entidades, garitas de acceso y hasta en guardabolsos de algunas tiendas, al visitante se le exige dejar el carné de identidad depositado allí. Él tiene entendido que eso es ilegal, pues la persona queda sin garantía de identidad, ante cualquier eventualidad. ¿Para qué entonces existen los pases, donde se registra el número de carné de identidad?

¡Ay, vecino!: Así diría (o más bien dibujaría) el historietista cubano Blanquito ante casos como el que envía Enrique Fernández Leyva, vecino de calle 18 número 714, entre Séptima y 29, Miramar, municipio capitalino de Playa. En la parte delantera de su vivienda se encuentran las oficinas de una institución denominada EGESA, del Ministerio del Azúcar. «Y esa entidad, sin autorización nuestra, conectó la tubería de suministro de agua de ellos a la de mi casa. Ahora, el agua llega a mi vivienda solo después de abastecer a EGESA. También a mi núcleo familiar le ha sido afectado el acceso al metro contador eléctrico y al poncheo de gas, debido a que nos han cerrado el área por donde tenemos que transitar». Asegura Enrique que se han dirigido en varias ocasiones a la administración de esa entidad con la preocupación, «y han hecho caso omiso». ¿Será posible?

Agradecidos: Roberto Duque (Edificio 203, apartamento 105, Ciudad Camilo Cienfuegos, municipio capitalino de La Habana del Este), agradece y reconoce, en nombre de toda su familia, la atención recibida por su padre en el Centro de Cuidados Intermedios del Hospital Militar Luis Díaz Soto (Naval). «Él estuvo internado en el mismo durante un mes, y nos consta la entera profesionalidad y esmerado trato del colectivo: tanto doctores, como enfermeras, personal paramédico y de servicios. Por desgracia mi padre no pudo sobrepasar su padecimiento (insuficiencias cardíaca y respiratoria), causa de su fallecimiento. Se hizo todo lo posible por salvarle la vida, pero su estado físico estaba muy deteriorado. Eternamente agradecido», concluye Duque.

Es... Thaba sin calidad: Misleidys Machado (Libertad 275, entre Padre Cano y P. Espinosa, Morón, provincia de Ciego de Ávila), adquirió el pasado 5 de octubre una mochila de confección nacional, marca Thaba, en la tienda Ambos Mundos, de esa ciudad. La usó ese mismo día, y cuando retornó del trabajo, ya no le funcionaba el zíper. Vacía sí, pero cuando se le introduce cualquier peso, por ligero que sea, no funciona la cremallera (¿Y para qué son las mochilas, si no para cargar?). Al siguiente día fue a la tienda, con el comprobante de venta. Y le cambiaron la mochila. Pero la sustituta padece de la misma matadura en cuanto al cierre. Misleidys se resignó. Pero el 17 de octubre, con la mochila a la espalda, sintió que comenzaba a rajarse, hasta que se abrió completamente; ni siquiera por la costura, sino por el propio material. Y solo cargaba uniforme de trabajo y cosméticos. Llamó entonces a la tienda y habló con la comercial, quien le manifestó que ya no se podía hacer nada. ¿Qué hago?, pregunta desde la impotencia. Ya una vez reflejamos una historia similar con una mochila Thaba. ¿Qué responde el fabricante?

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