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¿Qué dice la Alimentaria?

Hay respuestas a medias que, aunque vienen a dar el martillazo final de la solución, no esclarecen el por qué del problema denunciado y acumulado a través del tiempo. Porque quien tiene que rendir cuentas está callado, y es otra entidad concomitante la que aclara su participación en los hechos. Pero el responsable no dice ni pío.

Ese es el caso de la respuesta de Tomás David Gutiérrez, director de la Unidad Provincial Inversionista de la Vivienda (UPIV) en Santiago de Cuba, a propósito de la denuncia de Marlene Danuay Enamorado, reflejada aquí el pasado 23 de agosto de 2008.

Entonces, Marlene, quien reside en San Basilio 131, en esa ciudad, relataba que su casa fue afectada por el derrumbe de una pared de la Empresa Alimentaria provincial, específicamente la rotura de un tanque de agua de 500 litros. En pago, le entregaron dos tanques de 250, pero solo uno era funcional. El otro no servía pues estaba roto. Y a pesar de las quejas del afectado, no lo habían cambiado.

Denunciaba Marlene que dejaron descubierta la pared de su casa, en contacto con el almacén de dicha empresa. Y el director de la misma jamás fue a su hogar a explicarle. Los emisarios que acudieron hicieron promesas que no se cumplieron. No se percibía, por parte de los causantes una voluntad de solución.

Al respecto, aclara el director de la UPIV que la responsabilidad de los daños provocados es de la Empresa Provincial Alimentaria: «El muro que delimita a la Empresa Alimentaria con respecto a la vivienda se derrumbó el 13 de diciembre de 2006, afectando un tanque de asbesto cemento, las barandas de la escalera hacia el segundo nivel y una parte del piso, así como la tubería de agua».

Precisa que en la visita efectuada al inmueble por funcionarios de la UPIV el 26 de septiembre pasado, pudo comprobarse que los daños causados habían sido resarcidos desde el 21 de septiembre: se entregaron dos tanques de asbesto cemento de 250 galones cada uno, se repararon la baranda de la escalera, el piso y la tubería dañados, y se repuso el muro derrumbado.

Al final, aunque se agradece la atención del problema, uno no entiende por qué la UPIV se echó todo al hombro cuando la entidad responsable, la causante de la situación, no ha sido capaz de responder.

Explicado, pero no justificado

Noris Tamayo, directora provincial de Vivienda en Ciudad de La Habana, responde a la queja de Miguel Ángel Fernández, vecino de calle 138, número 5715, entre 57 y 59, municipio capitalino de Marianao, reflejada aquí el pasado 2 de octubre.

Entonces, Miguel Ángel contaba que había visitado la Dirección Municipal de la Vivienda de La Habana del Este en diez ocasiones, para un trámite de Certifico de permuta que no debe demorar más de un mes, según indicaba un mural en esa entidad. Ya llevaba 69 días esperando por la firma de la directora para hacer la permuta. Un mecanismo diabólico que deja al solicitante en la incertidumbre y en la desconfianza para con esa entidad.

Al respecto, manifiesta la directora provincial de la Vivienda que, después de investigado el caso, se comprobó que se había solicitado certificación de permuta el 29 de julio pasado. Y que se emitió el correspondiente Certifico, antes de que se publicara el caso aquí.

Precisa que «en el análisis realizado con la actual directora del territorio, quedó evidenciado que existió atraso en la emisión del Certifico, lo que obedeció al hecho de que se demoró en su firma, por coincidir con el cambio de director, que conllevó a que algunos trámites se atrasaran».

Noris asegura que adoptan las medidas pertinentes para evitar que tales morosidades se repitan. Ojalá y sea así, porque nada justifica que los ciudadanos sufran desesperación para permutar, por el sencillo impedimento de una firma. Ni el cambio de un director, lo justifica. Agradecemos la respuesta, siempre que no se repita tal dilación.

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