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Hara kiri

Lamentablemente, ayer este redactor quiso que la tierra se lo tragara, por haber cometido en la edición correspondiente de Acuse de Recibo varios errores de interpretación, al entremezclar dos asuntos diferentes en cuanto a contaminación sonora, referida a dos centros distintos del capitalino municipio de Playa: La Maison y Artex, situadas en Séptima avenida y calle 16; y en calle 18, entre Quinta y Séptima, respectivamente.

Sería tan engorrosa la aclaración punto por punto, que prefiero enmendar los errores exponiendo los asuntos, tal como son realmente:

El pasado 5 de diciembre, me escribieron María Teresa de la Guardia y Doris Rodríguez, en nombre de los vecinos afectados, para denunciar la reiterada contaminación sonora que provocan las actividades de La Maison desde hace años, la cual afecta la tranquilidad y la paz de los hogares colindantes.

Referían en su misiva que desde 1981 vienen las quejas por el alto nivel de ruido, sin solución definitiva alguna. En el 2001, los vecinos escribieron al Consejo de Estado, y a partir de ahí se hizo un estudio, cuyo dictamen pretendía controlar los niveles decibélicos. Sin embargo, solo fue efectivo por un corto período. Los vecinos volvieron a la carga desde entonces, con una larga lista de denuncias a diferentes instituciones e instancias.

«Durante siete años —significan—, tanto Salud Pública como el CITMA han efectuado estudios de ruido, se le han impuesto medidas (a La Maison), se han hecho dictámenes, y la entidad continúa incumpliendo impunemente con lo anterior. El número de actividades se ha incrementado, y los niveles de ruido permitidos se burlan diariamente con instrumentos de percusión y bajo».

Resaltan también que «los directores y el personal han cambiado a través del tiempo. La justificación para las violaciones generalmente se mantiene invariable: la necesaria entrada de divisas al país, sin tener en cuenta para nada que estos ingresos los han hecho a costa de la salud de los vecinos, que continuamos siendo los mismos, y que llevamos soportando esa impune infracción ya demasiado tiempo».

Y acompañan la carta copias de otras misivas anteriores enviadas a Higiene y Epidemiología y a la Delegación provincial del CITMA, en los años 2005, 2006 y 2007. En una de estas, fechada el 22 de noviembre de 2005, es que se hace referencia a los ruidos provenientes de La Maison, y de Artex.

Sinceramente, este redactor mezcló los asuntos, y agregó a la carta actual, elementos de la de 2005, confundiéndose y confundiendo a los lectores, a los remitentes de la misiva principal, y a los propios directivos de La Maison y Artex. Este último centro, lamento que haya aparecido, pues de entonces a acá no hay elementos para saber si continúa manifestándose lo aludido o fue resuelto. Parece que sí, porque la carta del 25 de diciembre de 2008 se centra solo en La Maison.

Es incierto, como manifestó este redactor, que ARTEX regente La Maison.

Me disculpo públicamente, y lamento muy hondo estos deslices que, para un profesional que se respete y sea exigente con su propio trabajo, son sumamente dolorosos. Me disculpo con María Teresa de la Guardia y Doris Rodríguez, las signatarias de la carta del 5 de diciembre de 2008. Me disculpo con los directivos y trabajadores de Artex y La Maison, y con los lectores en general, por la confusión creada. Pero valido, aun así, la carta del 5 de diciembre de 2008.

Aunque la perfección es imposible —que tire la primera piedra el que no haya cometido un error—, el del periodista es más vergonzoso, porque se multiplica en toda la sociedad. En este, el doloroso y último Acuse de Recibo del año, me comprometo públicamente a evitar, por todos los medios a mi alcance, que tal desatino vuelva a suceder. Y reitero mis respetos y buenos deseos en el 2009 a los queridos lectores y a todos los cubanos.

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