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Espera y desespera

La historia relata un soberano bochorno, y la envía Rodolfo Rafael Trejo, del Edificio 38, escalera C, apartamento 6, Micro III, reparto Abel Santamaría, en la ciudad de Santiago de Cuba.

Rodolfo estaba cumpliendo misión como ingeniero agrónomo en Venezuela, y retornó el 11 de mayo de 2007. Trajo consigo una valija de 250 kilogramos, la cual depositó el 15 de mayo en los almacenes de carga de la empresa AeroVaradero S.A., en el Aeropuerto Internacional José Martí, para ser enviada a Santiago de Cuba. Tenía el número 0650466, a nombre de Lidia Trejo Mustelier, su hija.

Pero ya en Santiago de Cuba, los funcionarios de AeroVaradero S.A. comprobaron que la valija había sido objeto de una extracción ilícita. La diferencia de peso era de 18 kilogramos.

El 18 de mayo, al recoger la valija, Rodolfo fue informado de la situación. Se le solicitó un inventario de los artículos sustraídos para anexarlos en el expediente de reclamación, en el cual se plasmó que el valor de la sustracción fue de 614,75 dólares .

«De esto han transcurrido 20 meses —refiere—, y no se ha dado respuesta y mucho menos la indemnización. A principios del 2008 me fue enviado a través de la filial de AeroVaradero en Santiago de Cuba un cheque por valor de 320 pesos en moneda nacional; según ellos por una disposición que existía desde 1959, en estos casos se indemnizaban las pérdidas a 20 pesos el kilogramo, sin tener en cuenta las características ni el valor de los objetos. Y aun así no se cumplía con mi caso».

Rodolfo no aceptó y envió una carta de inconformidad al director de la empresa, por considerar esa cuantía una falta de respeto.

«Posteriormente —sostiene— esa disposición fue derogada y lo que se difundió por diferentes medios, debido a las constantes reclamaciones de los clientes afectados. Se dispone la indemnización de acuerdo al valor de los artículos perdidos, y de acuerdo al tipo de moneda en que fueron adquiridos. Pero a pesar de que estoy en frecuente contacto con las autoridades de la filial de esta empresa en el territorio, realmente no he tenido ninguna respuesta».

El retardado giro de un giro

Los giros se envían por necesidades, y debían ser expeditos. Mas, parece que el virus de la lentitud y la inoperancia los ataca con fuerza...

Abel Sánchez García, residente en calle A número 156, apartamento 24, entre Calzada y Línea, en el municipio capitalino de Plaza de la Revolución, tiene nefastas experiencias con un giro:

El pasado 19 de diciembre su hermana le envió uno desde el correo 59100 en Covadonga, Aguada de Pasajeros, provincia de Cienfuegos. Abel esperó al lunes 22 para cobrarlo en el correo de la zona postal 4, en Línea y Paseo. Y al reclamarlo, le dijeron que no había llegado. A las 4:30 p.m. de ese propio día, volvió y recibió la misma respuesta. Se comunicó con su hermana y le solicitó que lo reclamara.

Allí, la administradora del correo le informó a su hermana que el giro había sido enviado correctamente sin dificultad a esa dirección en la fecha indicada.

Abel continuó visitando la oficina postal hasta el viernes, todos los días. Siempre le decían que el giro no había llegado. Al notar la incomodidad del demandante, la administradora se interesó por el asunto.

Ella se comunicó con el correo de Covadonga, y le confirmaron que era cierto lo que Abel alegaba: el giro había sido enviado. Al recibir esa información y verificar que, efectivamente, en su oficina no estaba el dichoso giro, se comunicó con las oficinas centrales de Correos de Cuba: se confirmó que sí había sido enviado, pero no el 19, sino el 24 de diciembre.

Esa mañana Abel la pasó en el correo intentando cobrar el giro, (de pie, pues no hay lugar donde sentarse). Al mediodía la encargada de esa tarea se fue, alegando que no tenía comunicación con la red principal en la computadora, y no podía atender a más de 25 personas que, como Abel, intentaban cobrar giros.

Él tuvo que esperar más de una semana para cobrar el giro finalmente el sábado 29. «Como el caso mío había allí varias personas más. No conozco cómo está diseñada la red nacional de Correos, solo sé que en el caso de los giros postales es muy inefectiva. Considero que este hecho debe ser analizado por Correos de Cuba. Nuestro pueblo merece un trato mejor en sus oficinas».

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