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Tras las curvas del voltaje

Desde el holguinero Banes llegó el pasado 11 de junio la voz de Manrique Duque Ricardo. Este vecino del reparto Mariana Grajales narraba haber sufrido un desperfecto técnico en su televisor luego de una subida del voltaje eléctrico. Ocurrió el 20 de noviembre de 2008.

De acuerdo con la misiva de Manrique, de inmediato notificó su problema a la Empresa Eléctrica. Los trabajadores de esta entidad se presentaron transcurridos cinco días y «comprobaron que fue un alto voltaje: la línea estaba floja y los alambres sulfatados».

Después le indicaron que aguardara por el inspector. Este, afirmaba el remitente, «llegó el día 4 (de diciembre), miró el contador y tomó el número. Vio el televisor y afirmó que la subida del voltaje no era responsabilidad de la Empresa Eléctrica».

Posteriormente una comisión visitó al holguinero y preguntó por el sello de calidad de su electrodoméstico. El 8 de abril último arribó la contestación definitiva de dicha delegación. Reiteraba que la causa de la rotura no tenía relación con la entidad suministradora del fluido.

A propósito responde María de los Ángeles Hidalgo Morejón, directora del Centro Integral de Atención al Cliente de la Empresa Eléctrica de Holguín. Explica María de los Ángeles que en la información ofrecida por Manrique a su entidad se incluía el dato de que «al medir el voltaje de su vivienda en el momento de la afectación —con un instrumento propio— se encontraba en 129 V».

Refiere la directiva que «no fue así cuando los linieros visitaron al cliente, el 25 de noviembre, ya que el voltaje oscilaba entre 120 y 125 V. Los especialistas determinaron que ese rango no se considera alto por las normas técnicas cubanas (115 V +/- 10 por ciento), como para quemar un equipo electrodoméstico».

Igualmente afirma que varias comisiones municipales y provinciales investigaron el caso y visitaron a Manrique. Todas concluyeron que el caso no procedía por no existir elementos técnicos que justificaran un alto voltaje. Además, «la zona del Embarcadero en Banes está identificada como de bajo voltaje».

En cuanto a la afirmación del doliente de que «la línea estaba floja y los alambres sulfatados», argumenta María de los Ángeles que «no se pudo demostrar en la inspección realizada (...) por los especialistas de la Unidad Empresarial de Base de Banes. Estos consideraron que de existir una afectación en el neutro de la acometida, el cliente no podía tener servicio eléctrico; y de estar dañado el neutro del secundario, se hubieran afectado otros equipos de los usuarios que se alimentan de la misma fase».

Por otra parte, asevera la Directiva: «En ningún momento la Empresa Eléctrica de Holguín utilizó como invalidante la ausencia del sello de calidad del equipo para dictaminar la no procedencia del problema».

La Empresa Eléctrica de Holguín ofrece disculpas por la demora en responder a la solicitud. «Como no hay explicación posible a esta evidente tardanza —admite María de los Ángeles— se tomaron las medidas pertinentes con el Consejo de Dirección de la UBE Banes para mejorar el tiempo de atención a reportes de interrupciones o irregularidades».

Agradecemos la respuesta de la Empresa Eléctrica y lamentamos las imprecisiones que contenía la carta del lector. Sin embargo, nos quedan algunas dudas. Si la visita de los especialistas fue varios días después, ¿puede esgrimirse el nivel de voltaje en ese momento como certeza de que antes no tuvo una subida mayor? ¿Se comprobó la veracidad de aquella afirmación del inspector según la cual el ascenso «no era responsabilidad de la Empresa Eléctrica»? Claridad. Esa sigue siendo una de las banderas de Acuse.

Y aprovechamos estas últimas líneas para recordarles a los lectores que cada carta —manuscrita o electrónica— debe contener, nítidamente, el nombre y apellidos del remitente, su dirección particular, así como los nombres correctos de las entidades con las cuales ha realizado gestiones para la solución de su problema.

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