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Toma la mía

La lupa de la flexibilidad, siempre empuñada con tino, debe estar lista en las instituciones cuando de valorar casos especiales se trata. A eso acudíamos el sábado 9 de este mes, cuando publicamos el caso del holguinero Karel Aguilar Magariño (avenida Pedro Martínez Rojas, edificio E-14, apto. 17, Gibara).

Contaba entonces el lector que la mamá de su único hijo, desde que este tenía siete años de edad, se lo llevó a vivir a Austria; pero el muchacho nunca se adaptó a aquel ambiente. Por ello la madre lo envió a Cuba tras cumplir 11 años, para que se quedara definitivamente bajo la custodia de Karel.

El menor arribó a la Isla en julio del año pasado y desde entonces anda el papá en trámites para legalizar su estatus escolar. En algún momento le indicaron que ya podía integrarse a los estudios cuando comenzara el curso, en septiembre de aquel año.

Pero aquí iniciaron las dificultades, pues en la Dirección Municipal de Educación le informaron a Karel que el niño debía realizar un examen para determinar la escolaridad vencida, y que esta prueba solo se aplicaba a nivel de Ministerio (MINED), en Ciudad de La Habana. El menor había cursado hasta el 6to. grado en Austria.

Con el reclamo de que el examen se hiciera en el mismo Holguín, se encaminó el remitente a la Dirección Provincial de Educación. Le dieron la misma respuesta. Eso es lo establecido, así que tiene que examinarse en la capital.

El papá no entendía cómo resultaba imposible descentralizar estas pruebas, cuando en cada provincia hay personal docente altamente calificado para efectuarlas. Además, está el gran inconveniente de que la familia no tenía dónde hospedarse en La Habana, para una gestión que tal vez le llevaría dos o tres jornadas. Y lo más doloroso: comenzó otro curso escolar y su muchacho no ha podido asistir a clases.

A propósito de esta carta —para la que aún esperamos una respuesta de las autoridades correspondientes— nos escribe el capitalino Daniel Vega Fernández. Él es un lector habitual de la sección y comentarista de la versión digital de Acuse. Labora en el Departamento Equipos Medicos 1, del Instituto Central de Investigación Digital. Allí su extensión es la 1250.

En un hermoso gesto Daniel quiere ofrecer su vivienda, sita en Calzada No. 452 e/ E y F, Vedado, Plaza de la Revolución, para que se hospede la familia con el niño si persiste la obligatoriedad de que se haga la prueba aquí.

«Dígale por favor (a Karel) —nos pedía Daniel— que tiene una casa en La Habana para si el Ministerio de Educación le pone una fecha a la prueba, puedan quedarse unos días hasta que el niño pase el examen. Le ofrezco mi cuarto personal, en mi casa, ya que tengo la posibilidad de pasar unos días en el hogar de mis padres… Pienso que la solidaridad es uno de los valores que no debe perderse».

Y así, como se hace el bien, sin rimbombancias, brinda Daniel su espacio al problema de un desconocido. Qué decir, si no Gracias.

La voz de la gratitud

También de agradecimiento es el mensaje que nos envía Cristóbal D. Perera Ortega (Ave. 17 No. 9, entre 4 y 6, en San Antonio de Río Blanco, Jaruco, La Habana). En su afecto, el personal de Salud del Hospital 10 de Octubre, especialmente las doctoras Yoyi e Ivonne, tienen un sitio excepcional.

Yoyi operó a Cristóbal de las cuerdas vocales en el año 2007; Ivonne lo intervino por la misma razón el pasado 24 de septiembre. De ambas y de la enfermera María Elena Domínguez, recibió el habanero «un trato familiar dentro de las dificultades que tenemos; ese trato que tanto necesita el paciente para la tranquilidad de espíritu. Por ello las recordaré toda la vida», confiesa el remitente.

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