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Ya el niño estudia

Hoy se cierra el caso del hijo de Karel Aguilar (Gibara, Holguín), con noticias de la viceministra de Educación Margarita Mc Pherson Sayú: el 26 de octubre, en la propia provincia, se le hizo al escolar el examen de suficiencia, y hoy cursa el sexto grado en la escuela primaria Ovidio Torres Albuernes, de su localidad.

La historia comenzó cuando el 9 de octubre el colega Jesús Arencibia, también redactor de esta columna, reseñó la queja de Karel: a los siete años, su hijo fue llevado por la madre a Austria. El muchacho no se adaptó a aquel país, y al cumplir 11 años fue traído de vuelta a Cuba, con carácter definitivo, en julio de 2009.

Karel hizo trámites para reincorporarlo al sistema de enseñanza cubano. Tanto en la Dirección Municipal de Educación como en la Provincial, dijeron que el niño debía pasar un examen de suficiencia para determinar su nivel académico; y ese solo se hace a nivel central, en el Ministerio de Educación (MINED).

El padre no contaba con recursos ni familiares en la capital. Ya el pequeño llevaba más de un año sin estudiar y había perdido el curso escolar 2009-2010.

Posteriormente, esta sección reseñó el gesto solidario de Daniel Vega: sin conocer a Karel y al hijo, les ofrecía su casa en la capital, para que se hospedaran y el muchacho pudiera vencer ese requisito.

El 30 de octubre pasado, Acuse reflejaba el noble gesto, y a la vez, la primera respuesta de la Viceministra de Educación, quien ratificaba que en las instancias municipal y provincial obraron correctamente, acorde con la Resolución 156/99 del MINED. Y afirmaba que no tenían conocimiento del caso en la Dirección Nacional de Educación Primaria.

No obstante, aseguraba que se autorizaba a la instancia provincial a aplicar excepcionalmente los exámenes, y luego enviarlos al organismo central para su valoración.

Arencibia reflejó la respuesta, y ahora la Viceministra escribe de nuevo para confirmar que ya el hijo de Karel, tras la prueba realizada, cursa el sexto grado allá en Gibara, como informé al inicio de esta columna.

También Margarita solicita que rectifiquemos un desliz: el pasado 30 de octubre, en su reseña de la anterior respuesta, Arencibia señaló que la carta de ella se había recibido el 30 de octubre, cuando realmente arribó a esta redacción el 23 de ese mes. En nombre de mi colega me disculpo con la Viceministra.

También Margarita señala que quizá la columna firmada por Arencibia ese 30 de octubre debía haberse titulado «Siempre hay excepciones», y no como fue: «No lo sabían en el Ministerio». Y lo argumenta en cuanto a que «toda crítica debe llevar un mensaje educativo».

No sin antes agradecer a la Viceministra la solución definitiva del caso y el seguimiento que ella le dio, pienso que, así como respetamos las orientaciones del MINED, asimismo en materia de titulación el periodista enfatiza lo que considera más recalcable.

Precisamente porque «no lo sabían en el Ministerio», y tampoco las instancias municipales y provinciales hicieron gestión alguna con el organismo central ante un caso tan excepcional, es que llamamos la atención del Ministerio con esta historia. Tanto es así, que se permitió hacerle la prueba al niño en la provincia. ¿Qué más mensaje educativo que el desenlace de este suceso?

Delicadeza

Caridad Llilart Semanat (Calle 95 No. 30810 entre 308 y 310, Matanzas) quiere agradecer al colectivo de la Sala de Ortopedia del Hospital Ambrosio Grillo, en la ciudad de Santiago de Cuba, por la atención brindada a su mamá, Josefa Semanat Dubalón.

En especial, quiere reconocer a los doctores Moreno, Salomón, Jorgito, Olguita, Deisy, Alexei y a enfermeras y enfermeros, «por sus delicadas manos a la hora de tratar a los enfermos».

Caridad insiste en que ellos demuestran día a día «que con amor y cariño, son capaces de darle vida a los pacientes, por muy delicada que sea su patología».

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