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No por mucho madrugar…

En el Registro Civil de la ciudad de Cienfuegos, hay un aviso para el público, que fija un plazo de 20 días hábiles para recoger una certificación de nacimiento, a partir del día en que se solicita. Y Elvira Menéndez se pregunta si ese cartel es un objeto decorativo o una formalidad más, por aquello de que «el papel lo aguanta todo».

El pasado 4 de febrero, Elvira madrugó demasiado para sus 70 años, allá en su apartamento, en el Edificio IMS Circunvalación carretera a Caonao, en esa ciudad, y se encaminó al Registro Civil a solicitar certificaciones de nacimiento de su hija y su nieto. Llegado su turno, la empleada le confirmó lo de los 20 días hábiles.

Confiada en el papel, se apareció allí cuando expiró el plazo, y la empleada comenzó a buscar «entre un desorden de papeles, y al final, atendiéndome a mí y a muchos más a la vez, me comunicó que ahí no había nada elaborado».

Elvira siguió madrugando los lunes, jueves y viernes, días en que atienden. Y siempre la misma respuesta, hasta que el 16 de mayo me escribió, decepcionada por el abismo entre lo que se informa y lo que se hace.

Pero la ironía fue toparse allí un cartel que asegura que ya está concluido todo el trabajo referente a febrero. «¿Y lo mío, qué?, ¿mi solicitud dónde quedó?».

Elvira considera que es restrictivo el horario de atención del Registro: Abre a las 8:15 o las 8:20 de la mañana, cierra a las 12 del día; debe reabrir a la 1:30 p.m. oficialmente, «pero en todos los viajes que realicé, muchas veces era la 1:45 y aún no habían abierto, para ya sobre las 2:15 comunicar que a todo el que llegara ya no se diera más el último».

Elvira pregunta: «¿Cómo se explica que un sitio adonde hay que ir para resolver muchos problemas, empiece a brindar servicio en esos horarios, y por la tarde lo ajusten a su conveniencia?». Y cuestiona más, cuando afirma: «Para colmo de males, que nunca encuentres lo que fuiste a solicitar: papeles que se pierden con ya ni sé cuántos meses de atraso. Nadie sale y te da una respuesta, mientras entra y sale personal ajeno hacia el fondo del local, por supuesto, para resolver sus problemas. Sin embargo, uno desde temprano para no resolver nada. Lo que hay es que pararse en la puerta de entrada y recoger el estado de opinión no solo mío, sino el de casi todo el pueblo de Cienfuegos».

Responde prosa

El pasado 5 de marzo, en una queja acerca de los problemas de drenajes y zanjas en el barrio El Congo, del central José Smith Comas, en el municipio matancero de Cárdenas, se aludía al peligro de los vertimientos de residuales con desperdicios tóxicos de la papelera de esa localidad, que iban a parar a la zanja central.

El 13 de mayo pasado, Alfredo Hernández, delegado de Recursos Hidráulicos en esa provincia, respondía aquí acerca de los problemas de obstrucción del canal central y de los drenajes. Pero faltaba el esclarecimiento acerca de lo relacionado con el impacto de la papelera local.

Hoy responde Juan Ramón Pérez, gerente general de PROSA (Productos Sanitarios S.A.), que esa empresa produce papel higiénico, servilletas y renglones afines. Informa que desde inicios de 2011 han estado limpiando su zanja de vertimientos con medios propios, aunque reconoce que «sin los resultados esperados en esta primera etapa».

Precisa que en el presente mes, con la ayuda de las autoridades municipales, lograron que una empresa provincial se encargara de la ejecución de los trabajos y se les aprobara el gasto a incurrir, dado que no estaban planificados. Se iniciaron el 12 de mayo las obras, que esperan concluir mañana 25.

Aclara que la materia prima de su producción es papel recuperado nacional y de importación, y la fábrica no vierte ningún producto tóxico a la zanja. «Como puede suponer usted, en estos productos elaborados por nuestra empresa, los químicos están certificados como que no son tóxicos».

Lo que sí se vierte a la zanja, señala, son sólidos en suspensión, en lo fundamental fibra de papel (celulosa), la cual es totalmente biodegradable. Y para disminuir ese impacto tienen aprobada para este año una inversión, aunque los trabajos se iniciaron desde hace dos años con la instalación de equipos nuevos, con lo cual este aspecto ya ha mejorado en gran medida. Falta su conclusión con la citada inversión.

Sí apunta que a la zanja de la fábrica los pobladores vierten gran cantidad de basura, lo cual dificulta el correcto drenaje de la misma.

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