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¿Desechar o salvar?

La pregunta que titula es el dilema en que se ve envuelto Giomankys Nieves Santos, técnico de Laboratorio de Electrónica del Instituto Politécnico Industrial General Lázaro Cárdenas, en Santa Clara, y residente en Carretera a Sagua No. 365-I, entre Guajamal y Circunvalación, en esa ciudad.

El también miembro de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR) en su centro cuenta que allí se desarrolla una especie de desarme de equipos para enviarlos a Materia Prima y solo retener ciertas piezas. Se han desmontado computadoras y periféricos de estas en el laboratorio adyacente al suyo, y ahora los jefes del Departamento y del área le han orientado lo que será desactivado en su local.

Entre lo seleccionado para desarmar allí, están dos equipos que Giomankys tiene en proceso de recuperación, como parte de un trabajo para el Fórum de la ANIR: una impresora EPSON-LQ2070, y una fotocopiadora COPYSTART CC-50. Esos equipos habían sido dados de baja y trasladados a su laboratorio para que él tratara de recuperarlos, y ya recuperados sirvieran tanto como medio de enseñanza como para uso en el área.

Después de una larga discusión entre el salvador de los equipos y los superiores, la decisión final fue que se desarmaran los dos equipos. Giomankys no pudo siquiera invocar a la ANIR como su representante en esta causa, pues la organización de los ingeniosos innovadores y racionalizadores está acéfala en ese Instituto.

Argumenta el técnico que la fotocopiadora ya fue reparada por él hace varios años, y solo tiene averiada la lámpara de calentamiento e impresión de toner. Él ha estado investigando y probando con otros materiales para lograr hacer un dispositivo que cumpla la función de la lámpara. Esta es importada, y al momento de él reparar ese equipo, Copextel esgrimió que podía dársele de baja, pues no cuenta con esa pieza.

En cuanto a la impresora, también fue reparada por él tiempo atrás, y al recibirse una nueva en el área donde estaba aquella, la tiraron en un rincón, donde permaneció por más de cuatro años. Le dieron de baja por las condiciones en que estaba, plagada de excrementos de ratón y con los cables comidos. Él la recupera del todo, luce como nueva. Solo le falta recuperar el cabezal y ajustar algunos voltajes de la fuente, narra.

«De poder continuar yo el proyecto y terminarlo —afirma—, tendríamos en nuestra área no solo dos medios de enseñanza en perfecto estado funcional, sino también dos equipos hoy bastante escasos en el propio centro. Fotocopiadora solo hay una; impresoras solo algunas funcionando y muchas arrinconadas en un local por estar rotas. Quizá puedan ser también recuperadas; eso, si no las mandan a desarmar.

«He demostrado mis habilidades como anirista. El curso pasado hice dos ponencias: La recuperación de tres fuentes variables para los laboratorios de electrónica y eléctrica, y La creación de un dispositivo para los laboratorios de informática, con la cual obtuve premio relevante y clasificación para el municipio (participación que no se concretó por mal trabajo de la ANIR del centro).

«Para este curso tengo cuatro trabajos: Recuperación y programación de brazo robótico, Recuperación y puesta a punto de osciloscopio, Recuperación de fotocopiadora e innovación de pieza de repuesto y Recuperación de impresora.

«Pero quieren echar por la borda los dos últimos trabajos, cuando la innovación puede resolver problemas a nivel nacional.

«¿Qué puedo hacer? Tal vez en cualquier momento vienen a buscar esos medios para llevarlos a desarmar. Necesito respuesta, pues aquí solo quieren desarmar y destruir. Y los Lineamientos plantean reciclar y recuperar».

Lo que le quita el sueño a Giomankys es también un dilema del país.

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