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¿No se puede hacer nada más?

Desde Ayestarán No. 58, entre Lugareño y Bruzón, en la capital, escribe Susan Smith en nombre de los vecinos de ese inmueble, que no han recobrado la paz desde que se derrumbó la escalera del edificio contiguo, el número 60, el 3 de septiembre de 2011.

Evacuados los inquilinos del 60, el edificio quedó a disposición de la Empresa de Demoliciones para que entrara en funciones. Pero según el testimonio de Susan, el trabajo de dicha entidad ha sido insuficiente y poco sistemático de entonces para acá.

Ello ha provocado que, constantemente, personas ajenas entren a esas ruinas para sustraer maderos que servían de puntales, ventanas, rejas, losas de piso y ladrillos. Y han dejado lo que queda del inmueble mucho más vulnerable, y propenso a frecuentes derrumbes.

Los inquilinos de Ayestarán No. 58, que colinda a solo 1,20 metros de separación, han tramitado infructuosamente sus quejas, ante los peligros y daños que se están desatando sobre sus viviendas.

Otro daño colateral fue en el asilo de ancianos que colinda por detrás, sito en Lugareño entre Ayestarán y Almendares. Los viejitos han tenido que ser evacuados a otras instituciones homólogas, porque parte de su cocina fue sepultada por los escombros.

Así, el 8 de marzo pasado se derrumbó el ala derecha del desactivado edificio No. 60, con secuelas en el contiguo. Susan, en particular, tiene más de dos metros de escombros presionando sobre la pared de su cocina; además de un espigón de cuatro pisos de altura, todo fraccionado, que en cualquier momento puede caer sobre ellos.

«A pesar de lo ocurrido el día 8 —subraya la remitente—, desde el 24 de marzo no se hizo ninguna operación en el área. Se trabajó luego los días 5, 7 y 9 de abril durante tres horas al día, pero no se quitó el escombro de los patios, que es lo que más nos está afectando.

«En estos momentos los escombros cubren la ventana trasera, que además perdió todos los cristales. Las instalaciones del agua no existen y no se puede dar ninguna solución hasta que no se retiren los escombros del lugar. Seguimos esperando que se derrumbe sola la otra parte, sin saber qué pueda pasar. En los apartamentos que están a la espera de esto hay niños pequeños, todos menores de cinco años, que no entienden por qué no pueden ir hasta la cocina o simplemente jugar en el patio de atrás.

«A estas alturas del incidente las entidades responsables plantean que no se puede hacer nada más. ¿Tendremos que vivir siempre así?».

Responde Radiocuba

El pasado 14 de febrero, dos trabajadores de Radio Cumanayagua, en la homónima localidad de la provincia de Cienfuegos, señalaban aquí la insuficiencia del transmisor de esa emisora para cubrir todo el territorio de ese municipio montañoso. Y agregaban que, a pesar de los planteamientos y gestiones del colectivo, por ahora no se avizora la solución del problema técnico.

Al respecto responde Justo Moreno, director general de Radiocuba, que en los últimos diez años el país ha desplegado un amplio programa inversionista en emisoras locales. Y el transmisor de Radio Cumanayagua (CMFK), como otros, tiene solo cobertura local, interferida por el carácter montañoso del municipio, que dificulta la señal en la banda de FM. No obstante, las mediciones realizadas sistemáticamente ratifican que el área urbana tiene un servicio que abarca unos 35 000 pobladores, el 67 por ciento de los habitantes del territorio.

Apunta que en varios encuentros entre Radiocuba y la emisora se ha informado los grandes costos que implica dar solución a la inquietud planteada; además de que no es la única emisora del país con tal situación. Radiocuba, precisa, ha hecho estudios para futuras inversiones, cuando las condiciones económicas del país lo permitan, siempre enmarcadas en un principio de racionalidad.

Y aclara que en ningún momento se consideró un presupuesto a tal efecto para el 2012, ni tampoco que este se traslade para el 2013.

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