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Ya demuelen el Regina

El 19 de octubre de 2011 reflejé el alerta de María de los Ángeles López, una vecina colindante con lo que queda del antiguo Hotel Regina, de ocho pisos, en Industria entre San José y San Rafael, en La Habana: inhabitable y abandonado a su suerte, se alargaba por años la demolición del mismo, con el peligro consiguiente para vecinos y transeúntes.

Al respecto, responde Reiner Venereo Martínez, director de la Unidad Provincial Inversionista de la Vivienda (UPIV), que dicho inmueble, deshabitado hace unos cuantos años, estaba clasificado entre los edificios críticos con extrema prioridad para demoler en la capital.

«Si ha tenido oportunidad de pasar por el lugar —agrega—, podrá haberse dado cuenta de que ya se inició la demolición. Allí está emplazada la grúa que realiza los trabajos fundamentales, a cargo de SECONS, para operación tan compleja dentro de la ciudad», afirma.

Precisa que los trabajos tienen fechas de inicio y terminación por fases, en un cronograma de ejecución. Y aclara que la Agrupación de Demoliciones construyó sobre las cubiertas de los edificios colindantes, falsas obras de madera, para reducir al mínimo las afectaciones que siempre provoca una demolición, teniendo en cuenta que el edificio a demoler presenta ocho niveles y los colindantes entre dos y tres.

Gama de engaños

Marcela Gallego Martí (Edificio 5, apto. 4, Reparto 26 de Julio, Sagua la Grande, Villa Clara) confió como consumidora en una pintura marca Duramica, que se vendió en su localidad a 85 CUP (moneda nacional) el galón, producida por la empresa cubana Provari. Y compró dos galones para adecentar su vivienda…

La sorpresa sobrevino cuando Marcela comenzó a pintar paredes y descubrió que la pintura se escurría y no se fijaba. Pero como el recipiente no tenía ni indicaciones de lote ni fecha de vencimiento, algo tan elemental en cualquier producto, la lectora pagó bien cara su confianza.

«Ya una vez tropecé con esa piedra, con una pintura vencida, de marca Gama, que vendieron en moneda nacional. Igualmente perdí mi dinero. ¿Cómo se puede llamar a esto? Robo. Lo mismo me ha sucedido con el insecticida Lo Maté: viene sin protector, y cuando vas a adquirirlo, está por la mitad prácticamente.

Marcela considera una vergüenza que empresas estatales timen así a los consumidores, aquí y allá. La lectora se pregunta cómo pueden permitirse estos casos de estafa al cliente y le inquieta que no suceda nada al respecto.

¿Cuándo los causantes de tales tropelías se verán obligados a indemnizar a sus víctimas?

No llega el agua... ni la explicación

«Hace aproximadamente un mes y medio que no entra ni una gota de agua en las casas de la cuadra y del barrio entero». Así, dramáticamente, comienza su misiva Marina González Padrón, vecina de calle 21 No. 2008 entre 20 y 22, en el barrio Los Tres Minutos, Bejucal, Mayabeque.

Una semana después de que se interrumpiera el servicio, los vecinos se enteraron extraoficialmente que los motores bomba estaban rotos, pero resulta significativo que en otras áreas del pueblo el servicio es estable y con buena presión y que nadie les proporcione una explicación razonable acerca de esa diferencia.

Cuenta la lectora que durante el último semestre del 2011 permanecieron hasta tres meses en esa situación, sin que entonces se hubieran reportado problemas de rotura y sintiendo muy poca atención de los responsables del asunto.

Añade Marina que recién solicitaron a Acueducto que los abastecieran mediante pipas, pero les respondieron que las del Estado están rotas. Cerrada esa puerta, vecinos de mayores ingresos comenzaron a comprar el agua a piperos particulares —pagan entre 150 y 200 pesos para que les llenen sus cisternas cada dos o tres días—, mientras que otros se abastecen conectando motores a registros situados en las aceras, y una minoría soluciona sus problemas gracias a la solidaridad. En Acueducto también les sugirieron canalizar la queja a través del delegado de la circunscripción, pero este les respondió que él nada tenía que ver con pipas.

¿Cuándo habrá solución? Si Acueducto y el delegado miran en otra dirección, ¿entonces de quién es la responsabilidad? Estos vecinos merecen una explicación.

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