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Maltrato en propiedad…

Iván Eras (Bloque 2 apto. 4, reparto Sandino, Santa Clara) realizó el pasado 9 de julio trámites de compra de una casa, y le informaron que debía presentar los documentos en el Registro de la Propiedad (RP) antes de 60 días.

Pagó lo referente a la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) sin problemas. Pero cuando lo intentó en el RP, comenzaron los escollos: le informaron que solo atienden al público los lunes, martes y miércoles en la mañana. «Realmente no entendí cómo un lugar donde se realizan los trámites de toda la ciudad de Santa Clara tenga un horario tan restringido», acota el remitente.

El 10 de julio Iván se levantó a las 5:00 a.m., y fue al RP. Cuando llegó, hizo el número 19 en la cola que, según supo después, se hace desde el día anterior a las 7:00 p.m. ¿Razones? Solo dan 12 turnos. Y aparte de eso, tienen prioridad las personas con discapacidad y las embarazadas.

«Es decir, que si marco y hago el 11, y llegan en la mañana dos clientes de esas categorías, estoy en peligro de no ser atendido», refiere el lector, quien llama la atención sobre el hecho de que ciertos individuos aprovechan esta situación para marcar de noche y luego revender los turnos a 40 pesos.

Iván, que ni mucho menos la emprende contra las personas con discapacidades y las embarazadas, enfoca su análisis hacia las causas que considera verdaderas:

«Se debe revisar urgentemente esa situación que crea malestar. Es inconcebible que se atienda un número reducido de casos. Deben existir variantes como abrir otras oficinas, para evitar lo que sucede. Por problemas de salud no puedo estar toda la noche en cola. Y se me vence el plazo el 9 de septiembre».

La pelota está en el RP. ¿Cómo es posible que una institución, en un momento en que tiene lugar una demanda superior de sus servicios, restrinja el horario de atención a la población y promueva tanto malestar? Hablando en propiedad, ¿para qué está el Registro de la Propiedad, si no para facilitar las condiciones a los ciudadanos, de manera que cumplan con la Ley?

Aceitoso problema de faltante

Suerte para los consumidores de que haya siempre personas observadoras, como Israel Romero, residente en Ramón Ramírez NO. 86, entre Maceo y Joaquín de Agüero, en la ciudad camagüeyana de Nuevitas.

En su andar de comprador allá en su terruño, Israel ha observado que los envases de aceite EL Cocinero, de la empresa Ecasol, de cuatro, cinco y 20 litros, presentan «faltante». A los de cuatro y cinco litros les faltan 250 mililitros. Y a los de 20 litros, mil mililitros. Su comprobación la hizo midiendo el contenido en 20 envases de cada tipo.

Lo preocupante es que no se puede transmitir la queja a la entidad, pues ha llamado reiteradamente a los teléfonos plasmados en las etiquetas (204-7554 y 204-7555) y le responde la operadora digital que no están asignados a ningún abonado. No obstante, Israel llamó a Etecsa y le dieron un número que es el que aparece registrado (207-9995). Lo marcó en diferentes horarios y nadie salía al teléfono.

De corazoneros remendados

Recientemente Pedro Piñeiro fue llevado aprisa a instalaciones de salud de la capital, debido a lo que califica como «un galopante e incontrolable latir “entre pecho y pecho”».

Pero no es su padecimiento cardiaco lo que interesa más al lector (avenida 27 No. 23413 apto. 5 e/ 234 y 236, San Agustín. La Lisa. La Habana), sino el corazón del personal médico y asistencial que controló sus ingobernables pulsaciones.

Pedro destaca la atención que recibió en el Cuerpo de Guardia del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, así como el intercambio profesional entre galenos y paramédicos, en el protocolo de traslado hacia otro hospital.

El lector no pasa por alto cómo enfrentan casos graves y situaciones imprevistas en Cuidados Intensivos del hospital Joaquín Albarrán, y resalta la labor del dr. Joaquín, Damián y las enfermeras. Elogia, además, a quienes lo trataron en la Unidad de Cuidados Intermedios Coronarios de ese centro, entre ellos el dr.  Paret y la enfermera Beatriz, el dr. Osorio y la enfermera Tania, los doctores Liván y Patricia, Carlos y Norka...

Por último, resalta la labor de la rehabilitadora Raima, los técnicos de ergometría y electrocardiograma, y el seguimiento brindado por el dr. Yoel, Kenia y la dra. Beatriz.

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