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La tensión de la indolencia

La primera carta de hoy llega desde la capital y la envía Mauricio Acosta Acosta (Mirasol No. 57, Barreras, Guanabacoa). En el área comprendida en línea del Ferrocarril y Carretera de Barreras —narra Mauricio— existe una columna de concreto que apoya el tendido eléctrico de alta tensión, y desde hace dos años se inclina peligrosamente.

El poste de hormigón, por la forma en que viene cediendo, apunta a caer en las casas que quedan al frente y podría provocar «un verdadero desastre de viviendas y líneas eléctricas; hasta se vería afectado el servicio del tren eléctrico con los consecuentes daños», apunta.

Los vecinos han reportado el peligro en reiteradas ocasiones, pero el gigante inclinado permanece allí. Lo más sorprendente —opina el lector— es que en la zona se han efectuado acciones de mantenimiento (eléctrico) y la columna sigue en la misma situación.

¿Acaso quienes han acometido labores en la zona no han visto lo que moradores del lugar? La sabiduría popular indica «poner el parche antes de que salga el hueco»; pero con frecuencia nos hemos acostumbrado a que los huecos solo se tapan en condiciones de emergencia. Esperemos que la alta tensión del peligro no llegue a corrientes mayores.

Se dilata el pago y la explicación

Una actividad tan abarcadora y compleja como organizar los pagos a los compatriotas que brindan servicios en otras naciones, requiere un esfuerzo adicional en materia de comunicación hacia quienes, de regreso y con su misión cumplida, esperan prontitud en la liquidación de sus haberes o, cuando menos, una explicación oportuna sobre las demoras que surjan al hacerlo.

Roseidis Matos Labañino, quien reside calle Libertad No. 39 entre Justo Sánchez y Paseo Martí (municipio de Majagua, Ciego de Ávila), trabajó como profesor integral de deportes en la misión Barrio Adentro, en la hermana República Bolivariana de Venezuela. Su labor allá concluyó en diciembre de 2011.

En febrero de este año se le entregó la tarjeta con el dinero de la cuenta corriente, y se le comunicó que en ese fondo venían tres meses del dinero que le correspondía por concepto de descuento del 40 por ciento.

«Casi a diez meses de mi estancia en Cuba, faltan por cancelarme nueve meses del dinero por este concepto», se lamenta.

Como esta situación también la sufren otros compañeros de su municipio, Roseidis decidió cursar reclamación a través de la Oficina de Colaboración del Inder territorial y luego a nivel provincial; y al no recibir respuesta alguna, decidió telefonear directamente a la oficina central de colaboración deportiva, con sede en la Ciudad Deportiva.

«La compañera que me atendió, muy cordial, me explicó que había problemas con las nóminas, y que se depositaría el dinero en la medida en que fueran llegando las nuevas», añade Roseidis, quien no puede entender cómo hay problemas con esa documentación cuando, como en su caso, han pasado varios meses con pagos adeudados y existen herramientas informáticas para subsanar posibles errores casi de modo instantáneo y enviar información en segundos.

«Nada justifica que incluso un año después de cumplida la misión se arrastren estas deudas, porque ese es un dinero producto de un sacrificio», acota el lector, quien espera una respuesta sólida y transparente.

 

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