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Albañales hieden a peloteo

Aunque solo cuenta 49 años de edad, Osvaldo Fernández Campo (edificio 22 apto. No.1, reparto Armando Mestre, Trinidad, Sancti Spíritus) es ya un jubilado. Su insuficiencia renal crónica lo ha llevado a dos trasplantes de riñón y lo mantiene bajo tratamiento de hemodiálisis.

Pero los esfuerzos que hace el país en la salud de alguien como él no rinden su óptimo fruto si las condiciones del ambiente en que se desenvuelve lo lanzan nuevamente a padecer. La casa de Osvaldo y su familia está minada, desde el año 2000, por el brote de aguas albañales. Y el asunto hiede a peloteo.

Hace más de una década por los tragantes del patio, y por la bañadera, sube la inmundicia, sobre todo en el período de lluvia. En 2005 el edificio en que está enmarcada la vivienda del remitente fue reparado, y en parte se debía solucionar el asunto pero, contrariamente, se acrecentó, refiere Osvaldo.

En aquella reparación —detalla— «el drenaje de los residuales fue instalado a un registro que se encontraba detrás del edificio, en el que vierten más edificios y en un nivel de superficie más alto. Esto trae consigo que no solo ocurra (el reflujo) en el período lluvioso, sino también cuando el volumen de desechos del registro se encuentra a nivel con el edificio».

Esta situación —abunda el espirituano— es conocida por las entidades correspondientes de su municipio, entre las que se encuentran la Dirección de Acueducto y Alcantarillado, la Dirección de Higiene y Epidemiología, el Gobierno…

Como el hogar en cuestión es un inmueble del Complejo de Turismo Gaviota Topes de Collantes, arrendado desde 1996 a la esposa de Osvaldo, trabajadora de esa empresa, la respuesta que ha encontrado el remitente de muchas de las instituciones y organismos a los que se ha dirigido es que quien debe arreglar el problema de los albañales es el Complejo Gaviota.

Osvaldo y su señora, por supuesto, ya tramitaron con la empresa a que pertenece la casa el «oloroso» dilema, y con la Oficina Vivienda ALMEST, entidad que reparó la construcción en 2005. La contestación que ha recibido la esposa del lector es que su queja se halla en curso «en espera de una solución».

La Dirección de Acueducto y Alcantarillado del municipio de Trinidad ha ofrecido su ayuda, pero existen diferencias de criterios entre esa entidad y la Dirección de ALMEST Topes de Collantes, referente a cuál es la responsable que debe asumir la solución.

La familia afectada ha sido visitada por directivos de estas y otras instituciones como el mismo grupo Gaviota; sin embargo, de soluciones efectivas, nada.

«Las lluvias de los últimos días me han obligado a colocar un tapón en el registro que se encuentra detrás de mi vivienda… Esto me imposibilita el uso del baño sanitario y el fregadero», se duele el trinitario.

«Es conocimiento de todos lo costoso que es para nuestro país la realización de hemodiálisis (…), sin contar los costos de un trasplante de riñón; además de los medicamentos que se utilizan después de este. En mi caso, al no contar con las medidas higiénicas que debe mantener un trasplantado, he adquirido varias enfermedades por gérmenes y he sido objeto en varias ocasiones de ingreso y sometido a tratamientos con antibióticos de última generación», narra el paciente.

«¿Cuánto tiempo más será mi organismo capaz de resistir las infecciones?», se pregunta.

Faltan respuestas y medidas concretas que aclaren por fin este turbio asunto.

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