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¿Se podrán erradicar?

La profanación de restos en el Cementerio de Colón de La Habana, mediante exhumaciones ilegales por parte de elementos inescrupulosos, fue denunciada aquí el pasado 14 de febrero.

El primer caso lo relataba Raúl Quintana, quien el 5 de ese mismo mes, intentando exhumar los restos de su madre para depositarlos en el osario junto a las cenizas de su padre, descubrió que los restos del panteón familiar, incluidos los de otros familiares, habían sido profanados. Las urnas estaban rotas y los huesos regados. La pequeña caja, con las cenizas de su padre, había desaparecido.

Raúl reclamó al técnico de Atención a la Población de la necrópolis, y le alertó de que a poca distancia de la bóveda, había en el suelo huesos humanos. Se levantó un acta. Y el técnico le manifestó que se habían detectado personas que buscan en los osarios objetos o prendas de valor, de lo cual se ha informado a las instancias correspondientes. Y le dijo que el Código Penal cubano no incluye como delito la profanación.

El segundo caso lo contaba Celia Ferreiro: el 9 de febrero ella descubrió que del osario de su mamá habían sustraído sus restos, y los de otros familiares de sus respectivas cajas.

La denuncia se hizo con el técnico de Atención a la Población, quien señaló a la hija de Celia que anteriormente habían detenido dentro del camposanto a sospechosos de ese tipo de profanaciones, pero no pudieron ser procesados en los tribunales, pues esos hechos no están tipificados en el Código Penal cubano.

Al respecto responde Carlos Perera, administrador general de la Necrópolis de Colón, que «la incidencia de irrespeto a las propiedades cementeriales, donde se señala destrucción y extracción de elementos esculturales, desplazamiento de tapas de bóvedas, realización de exhumaciones ilegales, profanaciones de osarios, bóvedas y panteones y otros tipos de usurpaciones en propiedades privadas y sociales, no debutan en la actualidad, no lográndose la determinación de los autores de estas actividades, la ocupación de lo sustraído y la captura de los comisores de tan viles acciones».

Subraya que el conocimiento de lo ocurrido se limita por el tiempo transcurrido entre las visitas de los familiares de los difuntos. Y no les permite discernir si se tratan de hechos recientes o antiguos; aunque se toman todas las medidas al alcance para que no agrave el malestar sentimental y social de los dolientes.

Aclara que existe un precepto general de la labor cementerial, que sanciona cualquier maniobra con cadáveres o restos humanos sin autorización de los funcionarios correspondientes. Así, el Consejo de Dirección de la Necrópolis Cristóbal Colón ha puesto en vigor, según Acuerdo 06 de 2013, la actualización del Reglamento Disciplinario Interno, Código de Ética y Convenio Colectivo de Trabajo; los cuales fueron discutidos y analizados por los trabajadores.

Y la respuesta enérgica de los factores del cementerio, añade, ha conllevado al encausamiento por diferentes vías de varios trabajadores implicados en ese tipo de acción indecorosa.

En ambos casos, afirma, tanto Raúl como Celia recibieron atención y respuesta inmediata. «Se canalizó por el técnico el tratamiento a seguir, y se les indicaron los plazos de tiempo necesarios y legales para esclarecer los incidentes. No obstante, de inmediato se procedió a dar respuesta, con la satisfacción del hallazgo de los restos demovidos de los dos denunciantes, a quienes les devolvimos en parte tranquilidad y sosiego».

En cuanto al técnico al frente de Atención a la Población, «fue analizado en el Consejo de Dirección por dos errores fundamentales: primero quedó con Odalis Dosil, hija de Celia, en darle respuesta el 11 de febrero, con una premura, sin tener en cuenta el tiempo que implica la investigación, búsqueda e identificación de restos. Al incumplir ese día, ya el 12 procedió Celia a enviar su denuncia al periódico. Y segundo, emitió valoraciones personales sobre tratamiento del delito en el Código Penal y el cauce jurídico de cuatro trabajadores que enfrentan cargos, que difieren del pleno conocimiento y atención que tiene la administración al respecto».

Agradezco la respuesta y la solución de ambos casos, pero lamentablemente no se explica qué programa o acciones concretas se ha propuesto la administración del cementerio para erradicar definitivamente tan ultrajantes historias.

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