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Apretaron

Enrique Lemus Abelardo (Calle 10 No. 1-B, entre Línea y A, Vertientes, Camagüey) quizá ostente el récord nacional de sufriente de esos engaños que se deslizan en informes. Y si su caso no es récord, es un buen average, como decimos los cubanos.

Precisa Enrique que su vivienda fue incluida en el plan de inversiones del 2011, y la ejecución estaba a cargo de la Empresa Provincial de Industrias de Materiales de la Construcción y Proyectos, del Poder Popular, con licencia constructiva No. 09-10-173-11, fechada el 27 de septiembre de 2011.

Y para su sorpresa, dos días después de emitirse dicha licencia, se emitió el certificado de habitable No. 106234 con fecha 29 de septiembre de 2011 para la vivienda inexistente. Y como si fuera poco, se decretó la inspección técnica de cierre de la obra, con fecha 30 de octubre de 2011.

La certificación se emitió —es el colmo— sin haberse realizado ninguna acción constructiva por la parte ejecutora. Y a los efectos de las estadísticas municipales, la familia de Enrique ya estaba habitando la nueva vivienda. El papel aguanta todo lo que le pongan.

Ante tal fraude, Enrique se presentó en noviembre de 2011 ante el Vicepresidente del Gobierno municipal que atendía en aquellos momentos dicha actividad. Este, al escuchar la historia de tan temerario disparate, se comprometió ante el afectado en que iba a concluirse su vivienda en el 2012.

Ya en mayo de 2012, comienza la empresa constructora a ejecutar la obra. Y lo hace de forma intermitente, hasta mediados de septiembre, cuando la deja a la altura de la viga de cerramento.

Desde entonces, Enrique ha invocado a todos los responsables en el nivel municipal, para exigir la terminación de su casa. El 29 de enero de 2013 tuvo despacho con el Presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, quien le aseguró que había que darle solución al problema.

Al ver que seguía sin respuesta, Enrique fue a ver el 24 de abril a la Directora de la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda, quien le informó que su caso estaba incluido ya no en el plan de inversiones, sino en el plan de mantenimiento por derrumbe parcial, con un presupuesto de 3 500 pesos.

Y Enrique se mostró inconforme de este cambio «de palo pa’ rumba», pues a la ejecución le falta un 70 por ciento aproximadamente. Entonces solicitó un despacho con el vicepresidente Alejandro Alonso Aroche, quien le manifiestó que no se le podía incluir en el plan de inversiones del presente año debido a la reducción presupuestaria que hubo a nivel de país.

«Todo lo que he recibido de las autoridades han sido compromisos, pero mi esposa y yo continuamos habitando en una facilidad temporal hace ya un año y dos meses, afirma. ¿Cómo es posible que mi vivienda esté informada al país como concluida hace ya un año y seis meses, y en el momento en que redacto esta carta, con fecha 21 de mayo del 2013, su ejecución está a un 30 por ciento? ¿Qué clase de construcción es esta que supuestamente se concluyó en fecha y puede incluirse en un plan de mantenimiento por derrumbe parcial?».

A buscar solución con lupa

Pedro Vicente Soroa Pentón tiene problemas visuales y contar con una lupa le vendría de maravillas para realizar su trabajo.

Cuando supo que las están comercializando vio los cielos abiertos, pero ha asistido sistemáticamente a varias ópticas capitalinas y no ha podido comprar una.

«Las he visto y cuando he preguntado por ellas, me responden que no están en venta porque no conocen el precio de comercialización, a qué pacientes han de venderlas ni qué tipo de recetas o cuños son los habilitados para ello. El caso más reciente me ocurrió en el municipio de La Lisa: allí ninguna de las dependientas supo orientarme para poder adquirirlas».

Añade el lector, vecino de calle 37 No. 14206 entre 142 y 144, Marianao, que lo inquieta algo más. «He notado que estas lupas ya llevan tiempo en exhibición y temo que corran el riesgo de convertirse en algo inutilizable en el futuro».

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