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S.O.S., Registro Civil de Plaza

El pasado 9 de julio, Antonio Ramón Martínez (Calzada No. 1207, apto 9, Vedado) intentó recoger unas certificaciones de nacimiento de su esposa e hijo —solicitadas el 29 de mayo— en el Registro Civil del municipio capitalino de Plaza de la Revolución, sito en Calzada esquina a 8. Y se lo encontró cerrado, con la siguiente nota en la puerta:

«Se avisa a la población que al presentarse filtraciones de los pisos superiores y no poderse detectar su contenido, con vistas a proteger a los usuarios y los empleados, el Registro ha sido cerrado por Salud Pública».

Dos días después, Juan García Prieto (Edison Sur No. 9, entre 38 y Avenida del Zoológico, Nuevo Vedado) llegó por allí y se topó con la complicada situación: el trabajo paralizado, hasta que resuelvan mudar el Registro para otro local. La Dirección Municipal de Justicia aún no tenía la solución.

Lo preocupante era que corrían peligro los más de mil libros y asientos con toda la documentación legal de la población del municipio.

Juan, quien es arquitecto, conversó con el Director del Registro, un joven con deseos de hacer las cosas bien y muy preocupado por el peligro que se corre. E hizo más: subió al piso de arriba de esas oficinas y comprobó que hace años se filtra. Incluso, al Registro lo mudaron para allí ya con la existencia del problema.

¿Qué medida se tomará para preservar tantos documentos patrimoniales? ¿Se decidirá con urgencia el traslado del Registro hasta solucionar la filtración, o quedarán tantos legajos a la mala suerte del abandono y el olvido?

La horma de sus zapatos

No es la primera vez que irrumpen quejas acerca del servicio de fabricación de zapatos ortopédicos, que ni es un lujo ni un capricho de consumidor por un calzado atractivo. Es algo muy serio y decisivo para muchas personas, principalmente niños.

Esta vez la queja la envía Miguel Pineda Rizo, de Calzada de Diez de Octubre No. 11-B, entre Ataque Mambí y San Gregorio, en Víbora Park, municipio capitalino de Arroyo Naranjo.

Él cuenta que en el pasado mes de enero se le detectó a su nieta de cuatro años un defecto en los pies que requiere el uso de botas ortopédicas. Al respecto, el médico le indicó que es el único calzado que debe usar para corregir el problema y aliviar el dolor que presenta esa criatura en las piernas.

Desde entonces —señala—, comenzó una infructuosa carrera en la búsqueda de ese tipo de calzado, mucho más cuando existen regulaciones que prescriben que solo lo puedes adquirir en una tienda que te corresponde, en el municipio de residencia.

Ellos deben hacer la adquisición en la unidad Novedades, ubicada en la Calzada de Diez de Octubre. Allí, la dependiente y la administradora lo trataron de forma correcta, pero no pudo adquirir los zapatos pues «no se han entregado por la industria del calzado los números del Grupo 1 (el 25) para niños».

El déficit de esa talla es generalizado en La Habana, manifiesta. Han seguido visitando la tienda y hasta el 11 de julio, cuando me escribió, no habían podido resolver nada.

«Ni tienen idea de cuándo los traerán», señala el lector, quien añade que se comunicaron por teléfono con Atención a la Población del Ministerio de Industrias y quienes los atendieron explicaron que lo ocurrido con el déficit quizá no era responsabilidad de ese organismo, y recomendaron a la familia que les escribieran una carta con la queja para darle curso.

Este abuelo considera que «un tema de salud tan sensible no tiene la atención y el seguimiento que merece; pues se plantea que solo al año se puede adquirir un par de botas, amén de su calidad y el uso permanente. Y, sin embargo, no se garantiza hasta la fecha su distribución, provocando que el menor no pueda seguir el tratamiento indicado».

Los Ministerios de Industrias y de Comercio Interior deben encontrarse con «la horma de sus zapatos» y esclarecer cuáles son las razones del déficit tan acusado de calzado ortopédico.

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