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¿Sin vacaciones!

¿Imagina usted que tras laborar todo el año, al llegar el período vacacional no pueda salir de su puesto de trabajo? El tunero Osmar Morales López (calle 10 final, Entrada Paso Pata, municipio de Jesús Menéndez) no tiene que imaginarlo. Exactamente le sucede así desde que lo ubicaron en una estación de bombeo de agua de su localidad.

Refiere este joven de 29 años que estudió para tecnólogo (no especifica en qué), pero al quedar excedente en su trabajo anterior lo situaron en el actual, donde  nadie puede cubrir el tiempo que él debe descansar.

Osmar labora toda la semana excepto el viernes, que es día de ahorro, y además debe salir a cobrar el servicio en los dos barrios hacia los que bombea su dispositivo y a otro aledaño.

«Yo tengo esposa y dos niños, de tres y cinco años, y no puedo coger vacaciones. Entra el año y sale y no pueden poner uno para yo poder llevar a mis hijos a la playa, a un parque... La Dirección de Acueducto y el Sindicato —no especifica a qué nivel— dicen que ponga uno del grupo comunitario, pero nadie quiere hacerlo voluntario y con esa responsabilidad…».

El remitente comprende que no se debe dejar a cualquiera en un sitio tan importante como la estación, donde además hay que tratar con cloro el líquido imprescindible; pero tampoco puede aceptar que le paguen las vacaciones y tenga que seguir trabajando, porque la institución no encuentra cómo sustituirlo.

¿Qué dicen las autoridades implicadas al respecto? ¿Cómo el Sindicato no toma partido ante la flagrante violación?

Sellar el agujero

Ante la carta de María del Carmen Perdomo Hernández nos preguntábamos aquí, el 7 de septiembre último, qué coordinación había entre las fuerzas laborales que trabajaron en la calle frente a la casa de esta capitalina, en Teresa Blanco No. 212, entre Pastrana y Asunción, Lawton, Diez de Octubre.

Narraba entonces María del Carmen que en una vía que dos años antes había sido totalmente reparada, trabajadores de Aguas de La Habana habían abierto un hueco considerable y allí lo habían dejado, con los pedruscos a su alrededor.

La perforación ocurrió el 29 de agosto, con el objetivo de abastecer de agua a una familia que vivía frente a la calle. Ante el reclamo de los demás vecinos, refería la remitente, los representantes de Aguas... dijeron que lo de ellos era eso, que después vendrían los de otra entidad a concluir la faena. El agujero se llenó de agua, los pedruscos se regaron, el peligro de que alguien se accidentara creció, y la vida siguió su curso...

Al respecto llega la misiva de Ana Remis Castro, jefa del Departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana. Explica la funcionaria que la perforación para instalar el servicio respondía a «un caso social valorado por el territorio de Diez de Octubre, por lo que previo análisis por nuestros técnicos, se aprobó la instalación de la acometida, la que se ejecutó a finales del mes de agosto.

«En cuanto a su comentario: “Y más allá de la entendible y necesaria especialización en labores, uno se pregunta qué concierto había entre las dos fuerzas responsables de la reparación en Teresa Blanco y cómo se organizó el trabajo para que otra fuera la historia”, le aclaramos que sí existe la coordinación entre ambas brigadas, lo que sucede es que no siempre contamos con los materiales requeridos para realizar la obra civil posterior a las instalaciones y reparaciones que efectuamos cotidianamente, pero no por esto podemos postergar su ejecución, ya que de ello depende que los afectados reciban o no los servicios que brindamos».

Y termina su misiva Ana Remis informando que el hueco quedó sellado el 13 de septiembre, y que en el expediente del caso consta la firma de conformidad de la demandante, con quien la institución contactó personalmente.

Agradezco mucho la respuesta, pero sigo pensando que más allá de las carencias de recursos, un hueco que se abre en una vía transitada y se sella 15 días después, denota, cuando menos, falta de previsión por parte de los ejecutantes. Supongamos por un momento que en ese tiempo se hubiese provocado allí un accidente automovilístico. ¿Cuánto habría que lamentar? Sé que esto trasciende a Aguas de La Habana, pero a la chapucería hay que comenzar a cortarle el paso. Es un agujero demasiado peligroso.

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