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Si no se hubiera publicado…

El pasado 2 de octubre, Tamara Conde Sánchez, quien vive en la comunidad El Carmen, carretera a playa Santa Lucía, en el municipio camagüeyano de Nuevitas, contaba lo increíble: su hija de cinco años y otros cuatro niños de esa edad en ese sitio no habían podido matricular ni iniciar el prescolar en el presente curso escolar 2013-2014.

Apuntaba Tamara que, según la dirección de la escuela primaria en El Carmen, la Dirección Municipal de Educación no iba a situar un maestro de prescolar por cinco alumnos. Que iría allí un profesor una vez al mes.

Pero ya transcurrido un mes de iniciado el curso, el susodicho maestro no había aparecido. Y la base material de estudio, a unos niños no les había llegado; a otros sí, pero incompleta o en mal estado.

En un intento por que su hija no se quedara sin cursar el prescolar, Tamara solicitó matricular a su hija al Director de la escuela primaria de Tararaco, a 20 kilómetros de su poblado. A fin de cuentas ella y su esposo laboran en Tararaco y deben trasladarse a diario hasta allí.

Pero el Director le dijo que no permitían allí niños que tuvieran que viajar desde lejos. Y le sugirió que la pequeña aguardara en El Carmen, a la espera del maestro que debía enviar el municipio.

«Pienso que esto es negligencia de alguna dirección —sostenía Tamara—, o de alguien en específico, pues siempre se dice que cada niño en nuestro país tiene derecho a recibir educación, por muy intrincado que viva, ya sea en el campo o las montañas».

Al respecto, responde Norkis Betancourt, directora de Educación en Nuevitas, que el 3 de octubre funcionarios de las direcciones provincial y municipal de Educación visitaron El Carmen, y sostuvieron encuentros con los docentes de la escuela primaria y con los padres de los cinco niños.

«Se corroboró —afirma— que los niños no estaban recibiendo atención educativa por una incorrecta información del director zonal que atiende la institución, y el insuficiente control del funcionamiento del Programa Educa a tu hijo por la estructura de la Dirección Municipal de Educación».

Precisa Norkis que lo establecido en casos como este, por tratarse de una escuela multígrado con baja matrícula en prescolar, es que esa población infantil sea atendida por un maestro de dicha escuela con dos frecuencias a la semana, a través del Programa Educa a tu hijo.

Asevera la funcionaria que desde entonces dicho Programa fue organizado inmediatamente y comenzó a funcionar.

En cuanto a la respuesta del Director de la escuela primaria de Tararaco, señala que «responde a la preocupación del mismo por tener una estudiante que viajaría largas distancias para asistir puntual y directamente a la escuela, lo cual podría afectar su rendimiento académico, y la posibilidad de que asistiera a clases en el lugar donde vive».

Revisada la situación, agrega, se le comunicó a la familia que si desea matricular a la estudiante en ese centro puede hacerlo sin problemas, asumiendo la responsabilidad de su asistencia diaria. A su vez, apunta que las dificultades sobre la base material de estudio fueron resueltas ese mismo día por la Dirección Municipal de Educación.

Informa que al analizarse las irregularidades y violaciones detectadas, «se definieron las responsabilidades directas del Director zonal, la promotora del Programa Educa a tu hijo (PETH) y las responsabilidades colaterales de la metodóloga que atiende el PETH y la coordinadora de prescolar. Y se adoptaron medidas para fortalecer el control del Programa en otras comunidades rurales».

La respuesta, que siempre agradecemos, deja ciertas insatisfacciones. Lo sucedido no exime de responsabilidad a la propia Dirección de Educación a nivel municipal. De no haberse publicado la historia, ¿se hubiera enterado de la desatención a esas cinco criaturas y se le hubiera dado solución a tiempo? ¿Por qué se resolvió lo de la base material de estudio inmediatamente después que apareció la denuncia? Se definieron las responsabilidades de varios funcionarios, pero no se precisa qué medidas se tomaron. Sea por lo que fuere, los cinco pequeños andaban al pairo, como suele decirse. Y eso es muy serio.

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