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Sin solución de cobro

El 28 de noviembre pasado Lorenza Mercedes Escalona Vázquez (calle 30, No. 2505, entre 25 y 27, Playa, La Habana) fue cartereada y entre las pertenencias que le fueron robadas estaba su chequera de jubilada (quien le sustrajo la cartera es una persona vil, por si me está leyendo).

Refiere Lorenza que ese mismo día se presentó en la filial municipal del Instituto Nacional de Seguridad Social (Inass) a reportar la pérdida del documento. Y para su sorpresa, se topó allí con otra desgracia: el local de la institución había sufrido derrumbe parcial, producto de los grandes aguaceros de aquellos días.

Las trabajadoras de la filial le informaron a la anciana, con muy buenas maneras, que nada podían hacer en ese momento, pues las computadoras donde se consultan los datos las habían trasladado para evitar que sufrieran más daños, pues con las lluvias se habían mojado.

Lorenza supo que a raíz del desastre visitaron la filial del Inass representaciones del Gobierno, Vivienda, Planificación Física y otras entidades del municipio, y les orientaron cerrar el local por el peligro que sufría de un derrumbe total.

Comprensiva de la situación, Lorenza postergó su gestión. Y el pasado 13 de diciembre volvió por allí para ver si se había solucionado algo y podía cobrar la mensualidad correspondiente de su pensión. ¿Qué se topó? Todo continuaba igual, y la anciana siguió sin poder cobrar su jubilación. «¿Cómo vivo, con qué me alimento? —cuestiona ella—. Soy una persona sola, no tengo familiar que me ayude».

Ese mismo día estaban allí varios ancianitos con la misma situación. Las empleadas, con la mejor intención, trataban de orientarlos en la medida de sus posibilidades. Pero de ellas no dependía, pues todo en esa dependencia se procesa en computadoras.

«Al salir de allí —refiere la lectora—, llamé al Gobierno municipal para dar la queja». ¿Y cuál fue la respuesta? Diríjase a la directora de la filial del Inass. ¿Cómo me voy a dirigir a ella, si en sus manos no está tener un local donde pueda brindar los servicios que necesitamos?

«¿Con qué me sostengo hasta que los responsables de dar solución se acuerden de que hay ancianos que no tenemos otro amparo económico y dependemos de nuestra jubilación?», concluye su carta Lorenza.

Uno también se pregunta si, aun cuando el registro de los beneficiarios esté informatizado, no existirán copias documentales del cobro de ellos. Cualquier otra variante habría de haberse buscado con extrema sensibilidad, menos la de interrumpir el pago a los pensionados. ¿Qué responden las filiales municipal y provincial del Inass?

¿A dieta con la dieta?

Como jefe del Grupo de Inspección del Centro Nacional de Control de la Tierra en Trinidad, provincia de Sancti Spíritus, José Enrique Cintra escribe junto a sus subordinados, los inspectores José Betancourt Sevilla y Alfredo Martínez Albany.

Y lo hacen para denunciar la inestabilidad con que se les paga la dieta a los inspectores, que deben moverse por diferentes territorios de la provincia para hacer su trabajo de verificación en tan importante tarea, de la cual depende la organización y disciplina en la tenencia y explotación de las tierras por parte de la agricultura.

«El pago de la dieta debe ser mensual, pero hasta hoy nos deben los meses de agosto, septiembre, octubre y noviembre», señalan.

Ya tiempo atrás y por las mismas razones se escribió al Ministerio de la Agricultura, y se resolvió el problema por unos meses, pero ahora se repite la misma indisciplina.

Los remitentes afirman que esta situación es en todos los municipios y en algunos se les debe más meses a los inspectores, y concluyen que es posible que en las oficinas de los funcionarios encargados de los trámites del pago tengan como premisa el orden, la disciplina y la exigencia, pero consideran que si es así, se trata solo de una consigna, y que deben conocer su significado y aplicarlo.

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