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Aguas impunes

«Si la indiferencia pudiera medirse en grados, como la temperatura ambiente, se romperían todos los termómetros», sentencia Cristina Reyes Rodríguez, desde avenida 49, No. 11805, entre 118 y 120, en el municipio habanero de Marianao.

Cuenta ella que cuando salió embarazada de su hijo mayor comenzó una filtración de agua potable por el muro trasero de  la casa, que ha deteriorado sus cimientos y ha generado humedad en las paredes del único dormitorio. Ya su hijo tiene 20 años, y siguen sufriendo. «Han sido 20 años de angustias, peloteada por las autoridades de Vivienda y del Poder Popular en Marianao», considera.

«El asunto es que la casa colinda en su parte trasera con el sótano de una tienda en divisas, y en la lateral con un edificio. Todo parece indicar que hay rotura de tuberías. He rogado la atención de la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda, del Gobierno Municipal, de Aguas de La Habana y de la dirección de la tienda. Pero nada. El salidero, que sin escarbar no se puede precisar si proviene de la tienda o del edificio colindante, queda en terreno de nadie».

Nadie toma cartas

Ada Pérez vive en riesgo en el apartamento 5, edificio FC 12, en calle 3ra., entre 2da. y Calzada de Managua, reparto de Parcelación Moderna, del municipio de Arroyo Naranjo. A dos metros del apartamento, donde reside con dos nietos y un hijo de 17 años que padece severo retraso psicomotor y las defensas bajas, hay un tanque séptico que hace diez años vierte agua sucia hasta la calle e inunda los laterales de su domicilio.

«Las compañeras de la campaña contra el Aedes aegypti —afirma— tomaron muestras de focos en la cuadra, donde ya se han presentado cuatro casos de dengue. Y yo como madre estoy aterrada de que mi hijo enfermo pueda contraer esa enfermedad, o los nietos pequeños».

Ada no ha podido dirigirse a las autoridades, pues debe cuidar permanentemente de su hijo. Pero sí ha conversado telefónicamente con Aguas Negras, Higiene y Epidemiología, Gobierno Municipal y la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda (UMIV), entre otras entidades. «Pero nadie toma cartas en el asunto, precisa. La solución sería que se entroncara el tanque séptico al alcantarillado. Al parecer esperan que ocurra una desgracia para actuar».

Hastiados

Hace más de seis años que los vecinos de la ciudadela de Anastasio 515, entre Dolores y Concepción, en el barrio habanero de Lawton, sufren una tupición de aguas albañales en su patio común. Precisa Gladys Rivas, una de ellos, que en reiteradas ocasiones llegan, destupen superficialmente y a los pocos meses vuelve a aflorar el incómodo problema.

Desde noviembre de 2012 la situación se ha agravado. Conocen de ella el Delegado de la circunscripción y el Presidente del Consejo Popular, quienes han hecho gestiones y se han sensibilizado con el problema, pero al final nada se resuelve. Precisa que el 27 de febrero de 2013 los visitaron  los de Acueducto, hicieron dos o tres pruebas y se retiraron. Y testifica que ya los vecinos están cansados de tanta insensibilidad e indolencia.

Al río Bayamo

Cándida Cardoso (calle 3ra., No. 1, entre C y D, Las Caobas, Bayamo) cuenta que la suya y siete familias más hace 12 años sufren las aguas sucias de una fosa colectiva creada en el patio de su casa para que todos vertieran en ella, y de ahí al alcantarillado.

Pero la tubería que lleva esas aguas, no existe hace 12 años, porque la instalaron superficialmente y el tráfico vehicular fue deteriorándola. Ello provoca que las albañales corran por todo el bordillo y vayan a parar al río Bayamo, donde existe un centro recreativo para la población.

Planteamiento sistemático en las rendiciones de cuenta del delegado, en noviembre de 2013 los visitaron Acueducto, la Construcción, Higiene y el Presidente del Gobierno Municipal, quien planteó que ya estaban todos los recursos para emprender la obra, la que tendría solución antes de concluir el año.

«Desde entonces, afirma Cándida, no ha vuelto ninguno de ellos. Estamos desesperados».

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