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¿Por qué en la tierra?

Delio Melendes cuenta la historia con sumo pesar, porque la muerte de por sí es dura, para que los rituales fúnebres se conviertan en otra triste carga sobre los familiares del finado.

El remitente, quien reside en calle 6 No. 7, entre Carretera Central y Agramonte, en el reparto Versalles, de la ciudad de Camagüey, refiere que el 1ro. de junio pasado falleció su hermano Evelio Melendes García, quien residía con sus hijos y otros familiares en la entrada del batey del central azucarero Melanio Hernández, del municipio espirituano de Taguasco.

Los restos de Evelio fueron velados en la capilla de dicho poblado, y en todo momento se le aseguró a la familia que estaba garantizada la bóveda en el cementerio de la ciudad de Sancti Spíritus, por el organismo a cargo de ese servicio.

Pero al llegar el cortejo a dicha necrópolis, lo remitieron al final del mismo, donde no había bóveda alguna sino un hoyo abierto en el suelo, y a su alrededor un cúmulo de tierra fangosa, resultado de las fuertes lluvias de esos días.

Los familiares se negaron a dar sepultura y se dirigieron a la administración del camposanto. Allí les informaron que no tenían otra posibilidad que esa para la inhumación, alegando que era «por falta de recursos».

Después de algunas gestiones, se autorizó el entierro en el cementerio de Taguasco, donde —asegura Delio— recibieron una excelente y adecuada atención.

En nombre de la familia, y por el disgusto que ese aciago día incrementó su dolor, Delio hace unas cuantas preguntas, que deberían responder las autoridades públicas de Sancti Spíritus:

«¿Cómo es posible que un cementerio de una ciudad capital de provincia no tenga dónde enterrar a sus muertos decorosamente? ¿Por qué causar más disgusto a una familia abatida por el dolor de haber perdido a un ser querido, e intentar sepultarlo inadecuadamente?

«Consideramos que existen en este caso grandes negligencias, y abandono por parte de alguien, que siempre se justifica con “la falta de recursos”. Convencidos estamos de que esa no es la política de nuestro Estado», concluye Delio.

Sin estatus legal

Aunque reside en calle Félix Elmuza, edificio 5, apto. 4, en el reparto Granma, de la ciudad de Bayamo, el doctor Francisco de Jesús Escalona Bejerano se encuentra cumpliendo una misión profesional en Brasil junto a su esposa. Y desde allí me escribe con una inquietud que puede ser la de otros colegas de la salud.

El doctor Escalona fue beneficiado con esa vivienda en Bayamo después de haber cumplido una misión en Venezuela, desde 2003 hasta 2010. Son 140 apartamentos que benefician a colaboradores y sus familias, pero aún no tienen definido su estatus legal ni los pagos correspondientes que hace cualquier propietario de vivienda.

Refiere que en 2012 se les informó que el Ministerio de Salud Pública y el Instituto Nacional de la Vivienda estaban poniéndose de acuerdo para legalizar esos apartamentos, y comenzar a cobrárselos, previo avalúo de algunos problemas constructivos que presentaban.

«Todos nos pusimos contentos —afirma—, pues era la primera vez que se veía la luz al final de ese túnel. Al fin tendríamos la posibilidad de pagar los inmuebles y ser los propietarios. Pero eso se quedó ahí mismo. Fue “lo que el viento se llevó”. Nadie más nos ha dado información, a pesar de que numerosos compañeros han escrito al Minsap y a Vivienda. Y seguimos sin respuestas.

«Hoy que muchos de nuestros problemas se están resolviendo, que se modificó hace varios años la Ley de la Vivienda, que muchos de nosotros queremos permutar, vender o hacer algún trámite con las nuestras, nos vemos imposibilitados por puro burocratismo o falta de coordinación entre dos entes estatales: Minsap y Vivienda. Creo que ya es hora de dar pasos concretos, rápidos y definitivos con ese álgido tema», concluye el doctor.

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