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Resolvieron, pero no explicaron

EL pasado 3 de septiembre, y desde Arimao, en el municipio capitalino de La Lisa, Mirtha García Morín contaba aquí que, como persona con vulnerabilidad económica, fue beneficiada por el subsidio estatal para reparar su vivienda: el mismo comprendía la adquisición de los materiales, el pago de la mano de obra y la transportación de los primeros.

Justo cuando Mirtha fue a cobrar el dinero para esta última partida en la sucursal 315 del Banco Metropolitano (BM) en Avenida 51, no. 2101, en La Lisa, le dijeron que no podía recibirlo por haberse atrasado en ese trámite.

Le explicaron que lo establecido es que el beneficiado solo tiene cinco días para cobrarlo, y pasado ese tiempo ya no lo puede hacer.

Mirtha cuestionaba entonces: «¿Dónde anunciaron dicha medida para conocimiento de los subsidiados? ¿Por qué no se me dijo al iniciar este proceso? ¿Se queda el camionero sin cobrar el dinero del servicio en qué trabajó?».

E Insistía: «¿Qué pasa ahora? ¿Cómo ese hombre va a cobrar su dinero? ¿Cómo yo hago para que él, en un futuro, quiera hacerme algo semejante, si el mismo Banco me hizo quedar mal?», concluía Mirtha.

Al respecto, responde Marco Antonio Turro Mustelier, del Departamento de Atención a la Población en la Oficina Central del Banco Metropolitano, que la carta de Mirtha a Juventud Rebelde era copia de la que enviara la señora a esa entidad, y fuera recibida allí el pasado 25 de agosto.

Precisa el funcionario que el 28 de agosto, después de analizado el caso con la Dirección de Banca Corporativa, se concluyó hacerle entrega a Mirtha del correspondiente cheque en la Sucursal 315 del BM. Y se le transmitieron excusas por las molestias ocasionadas.

Agradezco al Banco Metropolitano la ágil gestión y solución del asunto. Y solo lamento que no se haya dado respuesta a las inquietudes de la cliente, que pueden ser las de muchos beneficiados con los subsidios. No se explica el por qué de la medida de los cinco días, si al final se le pagó lo antes denegado. El Banco Metropolitano perdió una oportunidad para esclarecer el asunto: ¿Existe o no la disposición, o fue un libretazo?

El ejemplo de Cienfuegos

Carlos Rodríguez González (Coronel Verdugo no. 369, entre Sáez y Pinney, Cárdenas) cumplió recientemente su sueño de conocer la ciudad de Cienfuegos, la bien llamada Perla del Sur, por medio de una excursión.

Y quedó maravillado no solo de la belleza y elegancia de esa ciudad, sino también de la higiene, limpieza y el cuidado que la caracteriza. «Y me dolió, manifiesta, sentí un poco de resentimiento, porque nuestra ciudad de Cárdenas, la Perla del Norte, no puede compararse con Cienfuegos, muy a pesar de que en muchos aspectos tienen cierto parecido».

En el grupo de excursionistas cardenenses, alguien comentó que no era problema de recursos, sino más bien de voluntad y gestión en ambos territorios.

«Los cardenenses —refiere— padecemos de ese descuido de nuestro patrimonio. No entendemos cómo, siendo la Ciudad Bandera, donde se izó por primera vez la enseña nacional, Cárdenas tenga ese deterioro.

«Nos hemos preguntado eso. Muchas veces. Y nos lo seguimos preguntando: ¿Cómo es posible que, teniendo petróleo y turismo, tan cerca de Varadero, estemos en esas condiciones? ¿Adónde va a parar todo lo que se ingresa por concepto de petróleo y turismo, que no se revierte algo en el desarrollo local?

«Queremos una ciudad más limpia y más bonita. Los cardenenses nos la merecemos, y sabemos que no es un problema de recursos…», concluye Carlos.

Aunque las comparaciones no siempre son equilibradas, bien vale la inquietud del cardenense, nacida del amor y el respeto a su ciudad. Tendrán que beber siempre, no solo Cárdenas y sí muchas ciudades cubanas, de la experiencia de Cienfuegos, con una larga tradición y cultura de limpieza y elegancia, de esmero y primor sustentados en el orgullo de sus habitantes.

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