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Responde Ecasa S.A.

La cara del país. Así se tituló el acuse del 25 de septiembre de 2014, en el que el capitalino Joel Sierra (calle 385, no. 37751, apto. 25, entre 164 y 166, reparto Mulgoba) narraba dos amargas experiencias en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional José Martí (AIJM).

El primer percance ocurrió el 4 de septiembre, cuando Joel y su esposa fueron a despedir a los padres y al hermano de ella, aquejado de una cuadriplejia. Ese día, al solicitar una silla de ruedas para el enfermo, esta llegó una hora y media después de haberla pedido.

La segunda vivencia desagradable tuvo lugar el día 9 del propio mes. Joel había acudido a la terminal de marras a despedir a su primo. Este necesitó de un servicio sanitario, y el primer baño al que acudió estaba cerrado por falta de agua; y el otro, ya en el salón de última espera, se hallaba en pésimas condiciones: tazas sucias, sin papel sanitario, sin jabón líquido.

El remitente se cuestionaba con razón para qué se cobraba entonces el impuesto aeroportuario, si los servicios en este «portal» del país dejaban tantas insatisfacciones.

Al respecto contesta Rafael Lino Franco Ruiz, director general de la Empresa Cubana de Aeropuertos y Servicios Aeronáuticos S.A (Ecasa S.A.). Comienza precisando Rafael que el día inicial de la visita de Joel Sierra a la Terminal 2 fue el 5 y no el 4, como se afirmaba en la misiva.

«La cantidad de sillas de ruedas con que se cuenta en la actualidad en la mencionada terminal resultó insuficiente para cubrir una demanda de 19 pasajeros de movilidad reducida que estuvieron arribando y saliendo el día 5 (…), lo que derivó en un lamentable daño a nuestra imagen», reconoce el directivo.

Asimismo refiere que hubo una interrupción del servicio de agua en la instalación, pues se encontraba dañado (de baja) el sistema hidroneumático de abasto.

«Desafortunadamente coincidió además que (…) la empresa con la que se tiene contratado los suministros y que abastece de gel de manos no realizó entrega durante esa semana, aun teniendo producción de gel en existencia, por no tener envases, por lo que no solo la Terminal 2 se vio afectada, sino también el resto de las terminales», señala el ejecutivo.

Igualmente, sostiene Franco Ruiz que la empresa bajo su mando «adquiere las sillas de ruedas marca Minerva en el mercado nacional de la industria, radicada en Villa Clara. En el mes de abril del año en curso (2014), de las 30 sillas de ruedas asignadas al AIJM, se le entregaron 20 a la Terminal 2; sin embargo, en poco tiempo prácticamente todas tuvieron que ser devueltas a la entidad antes mencionada para su reparación, debido a las condiciones técnicas inaceptables en que se encontraban, incluso en el momento de recibirlas como nuevas, algunas venían con desperfectos. De esta terminal se recogieron 22, incluyendo otras que ya teníamos de entregas anteriores y de la misma marca en estado crítico».

Respecto al sistema hidroneumático de la entidad, expresa el dirigente que gracias a gestiones realizadas por los proveedores de la marca, está funcionando el abasto de agua con una bomba recuperada. Esta no es una solución definitiva, pero al menos está resolviendo el problema hasta que pueda conseguirse la reposición total.

Además de estas cuestiones materiales, admite el ejecutivo que hubo también errores de gestión del turno de trabajo actuante en los días que indicó el lector capitalino. Por ello, se determinó «la medida disciplinaria consistente en amonestación pública ante el colectivo laboral a dos auxiliares generales de servicio en la Terminal 2, responsables directas de mantener los baños abiertos (a pesar de que no hubiera agua para mantenerlos en óptimo estado higiénico) y con papel sanitario para el uso de pasajeros; y ante la ausencia del mismo debían haberlo notificado a su Jefa de Brigada. Esta última resultó igualmente amonestada al ser negligente en el cumplimiento de sus deberes…».

Finalmente, sobre el impuesto aeroportuario, aclara el directivo, cuya detallada misiva agradezco, que en la mayoría de los aeropuertos del mundo se cobra de forma directa (pagado por los pasajeros) y de forma indirecta (incluido en el boleto). «En el caso nuestro —acota— es utilizado para resarcir deudas de las cuantiosas inversiones en el desarrollo aeroportuario del país, y que el Estado dispone también para garantizar otros programas en interés de la nación».

El Director General de Ecasa S.A. ofrece sus disculpas a Joel Sierra y su familia, y agradece su alerta publicada en JR.

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