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¿Temporales intemporales?

Se sienten muy engañados Ulises Meladier Cardosa, Alexis Guerra Ochoa, Marisbel Castillo Nápoles, Emilio Luís Pérez, Amado Hernández Valladares y Mariuska (esta última no tuvo el tino de plasmar sus apellidos).

Ellos son ciudadanos del poblado de Carolina, en el municipio avileño de Venezuela, que creyeron a pie juntillas en las autoridades de ese territorio. Cuentan que en 2005-2006, surgió un sistema de construcción de viviendas que se llamó Plan Carretera. Y la Dirección Municipal de Vivienda se reunió con los pobladores para informarles que en esa localidad se habían seleccionado un total de 23 casas que se encontraban en mal estado constructivo y que se harían nuevas.

El Vicepresidente para la Construcción del Gobierno municipal, Rafael Pina, refirió que todos los materiales estaban garantizados. También se encontraban presentes en aquella reunión Alicia Sosa Hernández, directora de la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda; Dignora Arcia Bonilla, presidenta del Consejo Popular; Gisela García Columbié, directora de Vivienda Municipal; Darvis Acuña, técnico de la Vivienda en el poblado, y Alber Taño, director de la Agrupación de la Vivienda municipal.

Se iniciaron los primeros trabajos. A algunos beneficiarios se les comunicó verbalmente, y a otros les dieron un documento firmado por la Dirección Municipal de la Vivienda, que les autorizaba a demoler las mismas y hacer una facilidad temporal.

Se llegaron a concluir 13 viviendas, ya que los materiales que llegaban al rastro indicaban que eran solo para los que estaban en terminación. Luego la presidenta del Consejo informó que los materiales se habían acabado y que los pasarían para una brigada que trabajaría en la fábrica de Cerámica Roja de Ciego de Ávila. Pero antes de tres meses comenzarían a tirarles áridos y rajones.

Entonces se seleccionó a Ulises Menadier Cardoso como jefe de la brigada, y se seleccionaron además las casas de los reclamantes, alrededor de 13. El 12 de noviembre del 2007 iniciaron su trabajo en la fábrica, y concluyeron el 12 de febrero del año 2008. Pero hasta la fecha no han recibido nada para concluir sus necesidades habitacionales.

Varias veces se dirigieron a la Dirección Municipal de la Vivienda, y se les planteó que el director de la Empresa de Materiales de la Construcción no quiso firmar el contrato. Este, a su vez, les dijo que él tenía materiales para ellos, pero en Vivienda Municipal no se había hecho el contrato para él poder firmarlo y así entregárselos.

«En buen cubano, nos pelotearon de lo lindo», manifiestan.

En abril del 2008 fueron al Poder Popular Municipal, a Fiscalía y a todas las instancias del municipio. «Pero aún continuamos sin respuestas», señalan. Se dirigieron al Poder Popular provincial, donde se les dijo que esperaran respuesta. «Y todavía estamos esperando después de seis largos años».

En otra ocasión se reunieron con el compañero Muiño, director provincial de la Vivienda, quien les planteó que no tenía conocimiento del caso. Y todo continuó igual.

Los remitentes manifiestan sentir que han sido engañados y burlados en sus derechos, «después de haber trabajado en una empresa que no era nuestro centro laboral y no haber recibido siquiera un grano de árido para poder construir nuestra viviendas.

«Nos preguntamos: ¿hasta cuándo tendremos que esperar para poder tener una satisfacción? Al menos que se nos atienda y se de respuesta a nuestro tema, para que así se nos haga la vida un poquito más amena.

«¿Quiénes son los responsables de que después de 7 años no se haya cumplido con los que demolieron sus casas y viven aun en las facilidades temporales; con los que tenían las casas en mal estado y ya no tienen donde vivir por el deterioro de las mismas?

«¿Las facilidades temporales no son temporales, como su nombre indica?», concluyen.

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