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Fatalidad del 4 de febrero

Cuatro de febrero de 2013: Yoenia Cruz de la Fe (edificio 6, apartamento 5, Reparto Iberoamericano, Piedra Blanca, Holguín), compra, mediante la tarjeta magnética de colaborador a nombre de Martha Pérez de la Fe, un televisor marca RCA, de 21 pulgadas, en la TRD Coral, de Majibacoa, con garantía de dos años. Pero el equipo comenzó a tener desperfectos técnicos. Y en la cuarta visita al taller, decidieron que debían devolverle el dinero. Eso fue el 4 de febrero de 2015.

Con toda la documentación requerida, Yoenia se dirigió a la unidad Modas Praga, de la ciudad de Holguín, y entregó esta al económico, quien le explicó que el trámite duraba de 20 a 30 días.

A los tres meses, sin respuesta y sin que hubieran repuesto el dinero en la tarjeta magnética, Yoenia fue a Modas Praga. Y el económico de marras le dijo que ya él había cumplido con lo que le correspondía, y no tenía nada que ver con que le devolvieran el dinero a la tarjeta.

Se dirigió entonces al Departamento Económico de la División TRD en la provincia de Holguín. Y la directora del mismo le explicó que el económico de Modas Praga no había realizado trámite alguno, y que ella personalmente se encargaría del asunto, el cual debía estar resuelto para el 21 de junio.

«Ya hace una semana de esa fecha —dice Yoenia—, y aún no han colocado el dinero en la tarjeta. Ahora la compañera de la División me dice que no tiene respuesta para mi caso, y que desconoce por qué el dinero no ha sido devuelto, si ya se hicieron todos los trámites.

«Ya hace más de cuatro meses que no tengo televisor, ni puedo comprarme uno, porque el dinero no está en la tarjeta. ¿Adónde debo dirigirme para encontrar respuesta a mi problema? ¿Cómo puede una institución estatal violar los derechos más elementales de un consumidor?».

Ni una disculpa ni información transparente acerca de un derecho que tiene esa cliente. Es demasiado el irrespeto, sazonado con desatención. Y para colmo, sufrir el laberinto de lo que debía ser una operación expedita, quien sabe hasta cuando. ¿De qué celajes o alturas llegará la justicia para con esa cubana?

Gracias

El 28 de mayo pasado, Lourdes Manero (Grant 19, Arroyo Naranjo, La Habana) festejó el cumpleaños 29 de su hijo impedido físico y con retraso mental, sacándolo a pasear por La Habana Vieja. Visitaron el barco ecuatoriano fondeado en la bahía, y caminando, llegaron al restaurante El jardín del Oriente para almorzar.

Lourdes se acercó al portero para saber los detalles de la carta, y si congeniaban con su monedero. Y le comentó al mismo que estaban celebrando el cumpleaños de su niño, el cual, según las amorosas referencias de la madre, «es muy simpático y carismático».

Para Lourdes, el servicio fue muy bueno, rápido y de agradable presentación y con factura exquisita. Hasta ahí nada especial. Pero al terminar el almuerzo, se les acercaron la camarera, con un cake y una vela encendida, y otros empleados de la unidad. Y le cantaron Felicidades al muchacho, quien solo atinaba a decirle: «Mami… ¿Yo?». Y los empleados decían: «Claro que sí, es para ti».

Desde una mesa cercana, unos turistas extranjeros filmaban la escena conmovidos, y desde otra más lejos alguien tomaba fotos. El colmo fue que, cuando Lourdes pidió la cuenta, le dijeron: «No es nada señora… Es nuestro regalo».

La madre me confiesa en su carta que no pudo reprimir las lágrimas, y con su hijo apoyado sobre su hombro derecho, se perdieron por una de las callejuelas de La Habana Vieja, tan solos y tan acompañados ese día. Ella solo me ruega que estampe el más hondo sentimiento que jamás se le borrará: Gracias.

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