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Espera, y espera…

Youmara Ramos Martínez (Avenida del Rey 850, entre Sargento Olivera y Finlay, Reparto Eden, Camagüey) es Licenciada en Educación Primaria, y desde 1994, cuando se graduó, laboró como maestra en una escuela primaria, hasta que en octubre de 2011 fue peritada por las cuerdas vocales afectadas.

El peritaje fue por invalidez parcial, con uso moderado de la voz. Y como tal, exigía un cambio de puesto de trabajo, por lo cual pasó a trabajar a otra escuela del distrito como bibliotecaria.

Pero al cabo de cuatro años, Youmara supo que tenía derecho a que le pagaran el 50 por ciento de la diferencia de salario, de acuerdo a la Ley 105 de Seguridad Social, en su artículo 35.

Youmara se dirigió a la compañera que les atiende por el sindicato municipal, y le planteó su situación. Y en el Distrito de Educación dijeron que había pasado mucho tiempo, que si ella hubiera reclamado en los seis meses posteriores al peritaje, sí se le pagaba.

Como ella estaba segura de que esa Ley no estaba sujeta a términos, reclamó al Órgano de Justicia Laboral el 20 de febrero de 2015. Y el 21 de abril este falló a su favor.

«Hasta hoy, expresa, estoy esperando que se cumpla con la Ley». La demora en el fallo se debió a que al cambiar de distrito, se perdió el dictamen del peritaje, y hubo que sacarle una fotocopia.

Todos los meses posteriores al fallo, Youmara pregunta si le sale el pago. Y le dicen que se están haciendo los trámites. En septiembre, al recibir la misma respuesta, ella se dirigió a la Fiscalía Provincial, a buscar asesoría.

Y la Fiscal, muy atenta, le explicó que la queja no procede, porque lo que hay es dilación en el proceso, que se entrevistara con el director del Distrito, para que le explicara.

Así lo hizo Youmara, y este le remitió con la jurídica. Y esta, con la jefa de Recursos Humanos, quien la citó para un viernes. Pero ese día estaba en una reunión.

«Todavía estoy en espera, manifiesta Youmara, y con muchas interrogantes, porque en noviembre me dijeron que no me pagaban, porque los papeles los habían rechazado en La Habana, por ser una copia.

«¿A quién me quejo ahora? Es posible que por un mal trabajo, y por mi ignorancia de mis derechos, se vea afectada mi economía familiar?», cuestiona la remitente.

¿Qué le depara?

Ibrahim Licea López (calle 5 Nro. 49, entre 52 y 54, Cruce de los Mártires, Contramaestre, Santiago de Cuba) cuenta una historia excepcional:

Con 48 años, y divorciado, vive con un hermano postrado desde que hace ocho años perdieron a sus padres. Asume el cuidado de él, y a la vez labora en la Dirección Municipal de Educación de Contramaestre.

Cuando sus padres estaban vivos, su hermano tuvo cuidadora, y como estaba casado, se cubría la atención al hermano para que él laborara. Pero hace un buen tiempo, tiene que dejar a su hermano solo para trabajar.

Esta situación la ha planteado en la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social, y le han dicho que por ley no se puede aprobar una cuidadora, pues él trabaja, y le dicen que puede pagarla.

Recientemente, a Ibrahim le llenaron un expediente, en el que expuso los gastos a que está sometido, además de que tiene dos hijos adolescentes que debe  mantener también, pues no están aún en edad laboral.

Le dijeron que era interés aprobar su caso como excepcional, pero aún el mismo no se ha procesado.

«Expreso esto, manifiesta, porque mi caso puede ser el de muchos en el país, pues no se aprueba la figura de hermano cuidador por la Asistencia Social. Tengo que trabajar, y una persona contratada por mí me cuesta hasta 300 pesos, y no lo puedo pagar. Unido a esto, mi hermano se enferma constantemente, y los gastos son elevados, incluyendo que no cuento con la posibilidad de un refrigerador para guardar los alimentos y medicamentos», concluye Ibrahim.

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