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Por los más necesitados

Por mucho que haga la sociedad por los más vulnerables, siempre habrá un margen para que, allí donde se empocen el dolor y la indefensión, aparezca una mano y la sensibilidad de nuestro Estado socialista.

Lo digo cuando leo la carta que me envía desde el Hospital Pediátrico de Centro Habana, en la capital, Melba Ramírez Suárez, residente en Pasaje 139, No. 7A, Pinillo, en Minas de Matahambre, provincia de Pinar del Río.

Cuenta esa atribulada madre que tiene dos hijos, uno de cinco años y el otro de ocho, el cual presenta una enfermedad crónica terminal que lo hace dependiente de diálisis. El niño es atendido por ese concepto en el Hospital Pediátrico de Centro Habana, donde prácticamente viven desde octubre de 2014.

El problema, según la madre, es que no tienen una vivienda adecuada para hacerle un tratamiento dialítico al niño. «Las condiciones de mi domicilio son malas —señala—; es de madera y perdió el techo. Hay problemas con el acceso al agua, y falta teléfono, para un caso muy delicado».

Precisa la madre que el teléfono más cercano se encuentra a dos kilómetros, y el que existe en su área de salud, para primeros auxilios en caso de emergencia, queda a más de cinco kilómetros. Y para trasladarse hasta allí por cualquier complicación, no hay transporte.

Revela Melba que se ha dirigido al presidente del Gobierno municipal, solicitando ayuda; y la última respuesta recibida es que no hay solución a su problema, por lo cual continúa viviendo, con el niño, en el Hospital Pediátrico de Centro Habana.

«Me he realizado todas las pruebas para darle un riñón a mi hijo mediante trasplante renal —señala—; pero no tengo adónde ir cuando estemos operados los dos. Mi niño estará inmunodeprimido por el tratamiento del trasplante. Y creo que debe analizarse mi caso», concluye la madre.

Historia excepcional

Dianoris Madera Valdés escribe desde el kilómetro 22 de la carretera a La Coloma, al costado del cementerio, en Pinar del Río, para narrar una historia excepcional, que merece toda la atención: a su hijo, con las plaquetas muy bajas, le diagnosticaron leucemia en la sangre.

Y dada esa delicada situación ha tenido ingresado al muchacho todo el tiempo. El problema es que su casa es de tabla y techo de fibra, y a menos de cien metros del cementerio, donde pululan insectos y roedores.

La madre se dirigió al presidente del Gobierno local y al director de Vivienda para que, aunque sea, la ayudaran a mejorar la habitación del niño. Pero nada se ha solucionado.

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