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En falta el medicamento, confirma BioCubaFarma

El pasado 31 de agosto acogí la inquietud de Dunia Ferrer Acosta, quien reside en carretera a Aguada de Moya, finca Soledad, Vueltas, Villa Clara, y contaba que padece de cáncer de mama, pero en el tratamiento del mismo los sueros le han afectado mucho el estómago y apenas puede comer.

Para mejorar su situación estomacal, refería, le indicaron domperidona, pero en Vueltas ese medicamento está en falta, y su familia lo ha buscado sin éxito por otros municipios.

Dunia rogaba que si alguien lo tiene y no lo necesita ya, por favor se lo envíe por correo a su dirección: Carretera a Aguada de Moya, Finca Soledad, Vueltas, Villa Clara.

Al siguiente día, ya me escribía Nancy Sotolongo Águila, jefa de Grupo de Secretaría del Grupo BioCubaFarma de las Industrias Farmacéuticas y Biotecnológicas, para confirmar que dicho medicamento «se encuentra actualmente en falta en el país por suministro de materias primas».

Añade que «independientemente de que por la solidaridad característica de nuestro pueblo se solucionen algunos blíster del medicamento, no depende de nuestra parte la solución inmediata».

Aún así, acota Nancy que conversó por teléfono con Dunia, y le planteó enviarle el medicamento Abexol por medio de la Droguería Villa Clara, para que, previa consulta con su médico, este valore la pertinencia o no de su uso.

Agradezco la respuesta de Nancy, y solo lamento que no se especifique más el por qué del asunto de las materias primas para producir la domperidona, y cuándo se normalizará la situación.

También la gratitud a los ofrecimientos populares llegados a esta redacción, entre los cuales destaca el de José Ángel Balmori, residente en Avellaneda 49, entre Cisneros y Goicuría, Morón, Ciego de Ávila.

Manifiesta él que tiene un frasco con 58 tabletas que era de su hija, la cual padece de migraña y del estómago, pero hace años no sufre de eso, y antes de que venza desea regalárselo. Lo mejor, dice, es que alguien vaya a buscarlo a su dirección. Y agrega que su número de móvil es 53423735.

También llamaron a esta redacción, para ofrecerle el medicamento a Dunia, Odalys Martínez, de Diez de Octubre 104, entre Quintín Bandera y Martí, Yara, provincia de Granma, quien tiene el teléfono 52320634; y María Corral, de Calzada 1205, entre 18 y 20, apto. 8, Vedado, La Habana, con el teléfono 78336394.

Escribió igualmente Antonio Lemus Nicolás, de Luz y Caballero 27, en Gibara, provincia de Holguín, quien expresa que en cuanto leyó el mensaje de Dunia partió raudo a las dos farmacias de esa localidad, pero también está en falta el medicamento. No obstante, asegura que en cuanto entre la domperidona, se la hará llegar.

¿Días? meses y… ¿quién sabe?

Juan Alberto Pérez Fernández (calle Central 27, entre C y 2da., reparto Villa Elena, Guanabacoa, La Habana) cuenta que en diciembre de 2015 se produjo una rotura de la tubería de aguas albañales que conecta a tres casas y la bodega hacia el desagüe de la calle, lo que convirtió en una odisea la situación sanitaria de la cuadra.

Entonces, Juan Alberto fue junto a otros vecinos a las oficinas de Acueducto en el municipio, y se entrevistaron con Carlos, quien atiende allí las averías. Este funcionario confeccionó un acta del planteamiento y les comunicó que el asunto se solucionaba en cuestión de días.

¿Días? Pasaron meses, y al ver que nada se solucionaba, Juan Alberto vio al delegado de la circunscripción, quien planteó que respondería en cuestión de días. ¿Días? Nunca hubo respuesta, según el remitente.

Pasaron meses... Juan Alberto fue al Gobierno municipal y se entrevistó con la compañera de Atención a la Población, quien hizo un acta y le dijo que dentro de unos días darían respuesta. ¿Días? Con ella tuvieron que entrevistarse tres veces más en diferentes meses, repitiendo la misma frase: «Dentro de unos días...»

Juan Alberto fue entonces al Partido municipal y se entrevistó con quien atiende allí las quejas de la población. Le confeccionaron un acta y le solicitaron su teléfono y una espera de cuatro días. Eso fue hace más de cuatro meses.

El 24 de agosto, cuando Juan Alberto me escribió, las aguas albañales corrían frente a las casas de los vecinos, una bodega y el preuniversitario. El agravante es que ahora hay otra avería, pero de agua potable. «Lo demás, se lo dejo a su imaginación», enfatiza muy molesto.

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