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El largo de la igualdad

A Pedro García Ledesma, español residente en Cuba y amante confeso de nuestra Isla, le asaltan ciertas dudas que podrían ser compartidas por muchos.

Habitante de Santiago de Cuba, en Ave. Gral. Cebreco 454, reparto Vista Alegre, a Pedro lo inquietan las incongruencias que pueden experimentarse al acceder a ciertos sitios con determinadas vestimentas masculinas.

Narra el lector dos anécdotas. «La primera fue el año pasado, cuando tramité mi residencia permanente. Yo, normalmente, visto de diario con pantalón corto hasta la rodilla (…) y sandalias de cuero (no chancletas) por razones obvias del clima de la zona y por mi comodidad.

«Al acceder a las instalaciones donde se tramita la documentación, me llamaron la atención por cómo iba vestido (…). Quien me lo comunicaba era mujer e iba vestida correctamente con camisa y pantalón largo, verde olivo», evoca. El requerido entendió y acató las normas.

Dos semanas antes de escribirnos (el 31 de agosto pasado), se puso en trámites Pedro para obtener su licencia de conducción cubana. «Cuál fue mi sorpresa cuando el custodio que controla la entrada a la instalación, nos advierte a otra persona y a mí, que con pantalón corto no se podía acceder a realizar los trámites. Afortunadamente,  este señor, con buen sentido común, tenía un pantalón que cede a los “necesitados” para evitarnos tener que volver a casa a cambiarnos», rememora.

«En esas instalaciones —añade el lector— trabajan algunas féminas que visten con falda y zapato abierto, tipo sandalia, y que exhiben sin el menor problema sus rodillas, pantorrillas, calcañales y dedos de los pies. Ahí es cuando empiezo a pensar que, a juicio de algún responsable, los hombres debemos de tener algo, de rodilla para abajo, muy diferente a las mujeres y que estéticamente debe de provocar un rechazo visual…, si no, no lo entiendo.

«Me quedé con esta sorprendente reflexión, pero ayer, en la primera clase de Aprendizaje para la conducción, y después del “Buenos días”, el profesor nos indica que para asistir a la misma debemos vestir con pantalón largo y zapato cerrado. En mi caso sin problemas, pues ya iba preparado, por si acaso.

«Miro a mi alrededor y veo que hay dos compañeras de curso que visten con falda y zapato abierto y que para ellas no existe esa prohibición», relata el residente en Santiago de Cuba.

Pedro entiende y aplaude las campañas en favor de la igualdad de género, pero piensa que, coherentemente con estas, medidas como las anteriores deberían reconsiderarse.

El tema, del que también pueden hallarse ejemplos en los accesos a restaurantes, cines, oficinas, etc., es harto polémico; y está conectado con matrices culturales e históricas de lo que es considerado «correcto», «elegante», «serio», etc. En cualquier caso, mover al debate siempre es un sano ejercicio, en estos asuntos que tocan a tantos.

Esperando el enfrentamiento

Inconforme con lo que valoraba como ilegalidades constructivas de la vecina de los bajos de su vivienda, se presentó el pinareño Alberto Hernández Prieto (Ave. Borrego, Microdistrito 20-5., Escalera A. Apto 4., Rpto. Hermanos Cruz, Pinar del Río) al Departamento de Atención a la población de la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV). Era el 13 de noviembre de 2013.

Concretamente denunció Alberto la edificación de una «terraza enclavada en las paredes de mi apartamento, una meseta que cubre el registro sanitario y una cerca perimetral que impide el acceso a un patio que debe ser de uso común».

En la DMV, refiere, le dijeron que debía dirigirse a la Dirección Municipal de Planificación Física (DMPF), donde se presentó el 15 de noviembre de ese año. Sobrevino la visita de una inspectora, multa de 500 pesos y 72 horas de plazo para demoler las ilegalidades a los infractores.

«Ante la persistencia de la situación, el 6 de enero de 2014 me presenté en la Dirección Provincial de Planificación Física (DPPF). Tres días después recibí la visita de una inspectora (…), quien me informó que el Grupo de Enfrentamiento tenía orden de demolición para el día 11 de julio de 2014, lo cual tampoco se llevó a cabo».

En marzo de 2015 volvió el afectado a la DMPF. Le comunicaron que «cuando fueran a demoler otras ilegalidades en el Reparto Hermanos Cruz, se llevaría a cabo la acción. Nada. Acudió Alberto a la DPPF. Y allí le argumentaron que «los responsables de las demoliciones eran los del Grupo de Enfrentamiento Municipal. Lo cierto es que hasta la fecha (7-09-2016) la situación se mantiene sin resolverse», se duele el pinareño.

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