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Por un tique

En ciertas ordenanzas y prácticas burocráticas, un tique y un modelo de solicitud suelen ser más importantes que la solución de necesidades y problemas ciudadanos. Si lo duda, pregúntele a Camilo Giraldo Rodríguez Aguilar, allá en calle 73 Nro. 3, entre 76 y 80, en el reparto Vietnam, de Jobabo, en la provincia de Las Tunas.

Relata el remitente que la fosa de su vivienda está vertiendo para la calle desde el mes de noviembre de 2016, por lo cual él ha visitado y llamado telefónicamente varias veces a la sede de Acueducto, sin que haya resuelto el asunto.

Camilo Giraldo no ha podido reportar la fosa para que la limpien por la sencilla razón de que ¡no existen tiques! Según le dicen, los que les entregan en la provincia son muy pocos y la demanda es mucha.

La primera vez que acudió allí, los tiques solo alcanzaron hasta el 17 de noviembre. En diciembre de 2016 Camilo se mantuvo llamando. Y cuando enviaron los dichosos tiques, parece que la cantidad fue tan escasa que no pudo reportar tampoco la fosa.

Al escribirme ya en enero de 2017, los «mágicos» y «poderosos» tiques, los «ábrete sésamo» de la burocracia, no habían llegado a las oficinas de Acueducto. Y la fosa continuaba vertiendo.

Bastante molesto, Camilo cuestiona cómo es posible que no haya permanentemente tiques —un papel o modelo, algo tan elemental—, para que en el día y a la hora en que una fosa vierta se pueda reportar.

Pero no se queda ahí y pregunta acerca de otro asunto no menos peliagudo: «¿Por qué después de reportada demoran tanto en limpiarla?».

Por un cuño

Esta es otra historia digna de figurar en una antología del absurdo.

El doctor Jorge Pérez Machado escribe en nombre de sus colegas Leandro Corral Hernández, Zudizaday Ortiz Ravelo, Alejandro E. Lie Concepción, Marthameri Páez Machado, Yaneisi Pereda Pérez, todos jóvenes recién egresados de la Facultad de Ciencias Médicas de Mayabeque, quienes no pueden ejercer la carrera con todas sus potestades… ¡por falta de un cuño!

Cuenta Jorge que se graduaron el 21 de julio de 2016, y días después se efectuó la ubicación en la Dirección Provincial de Salud de Mayabeque, donde les informaron que los cuños con su registro profesional los habían mandado a hacer y todavía no habían llegado, pero que se les entregarían rápidamente para que pudieran ejercer la profesión con toda la autoridad correspondiente.

«Todavía los cuños no aparecen, manifiesta, y estamos  atendiendo a los pacientes, pero no podemos prescribir una dieta ni un certificado médico, ningún documento legal, porque no tenemos el cuño que nos permita cumplir esas funciones.

«Estamos limitados para dar las recetas a los pacientes por dicha causa. Estamos trabajando y brindando una atención que también nos limita. El paciente que viene en busca de un buen tratamiento se siente insatisfecho», enfatiza.

Gestiones no han escatimado los galenos. Asegura el doctor Jorge que se han comunicado constantemente con las dependencias de Recursos Humanos y Economía de los municipios y de la Dirección Provincial de Salud. Y la respuesta que reciben es que los cuños están ya, pero en la Empresa Logística Provincial IMAT, ubicada en el municipio de Quivicán.

«Consideramos que es una falta de respeto hacia nosotros, que hemos estado seis años con gran sacrificio dedicados al estudio; y también al pueblo, a nuestros pacientes, que necesitan de nuestros servicios y no podemos brindarles una atención como nuestro Comandante en Jefe Fidel tanto nos solicitó. Y todo porque alguien, no sabemos quién, no se preocupa por que los cuños estén en nuestras manos», concluye.

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