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Inconveniencias con el convenio

Yarlin Ferrer Peña (calle 14 No. 8, entre 9 y 13, reparto Piedra Blanca, Holguín) es auxiliar general de Servicios Aeroportuarios en la UEB Aeropuerto Holguín y considera que ha sido objeto de una gran injusticia en su centro de trabajo, como consecuencia de una lamentable violación de la legislación laboral.

Refiere el remitente que el 3 de julio de 2016, a las 7:30 a.m., su jefe inmediato superior puntualizó con todos los trabajadores las tareas del día y violó lo estipulado en el convenio colectivo de trabajo, donde aparece consignado el horario laboral como establece el Decreto-Ley 116.

Yarlin manifestó que no participaría en ningún turno que se planificara, pues consideraba que se quebrantaban sus derechos laborales, al violar la administración el convenio colectivo de trabajo y su contrato individual.

Precisa el trabajador que, en vez de escucharlo en sus razonamientos, lo trataron de atemorizar, aplicándole una medida disciplinaria consistente en la separación de su puesto laboral por seis meses.

El remitente se autodefine como un trabajador humilde, que nunca ha sido sancionado, incorporado de forma activa a la defensa de la Revolución. Y advierte: «Aquí no solo existe una violación a mis derechos laborales; también hay una violación de principios éticos, los cuales hay que defender hoy, porque de enraizarse se convertirían en algo muy malo».

Insiste Yarlin en que al tratar su caso «se mintió, se violentó, se agredió al débil por reclamar sus derechos, y se usó la fuerza de un cargo dado por la Revolución en contra de la razón».

Él no pide que se le crea, sino que se verifique si la administración tiene potestad para violar el horario de trabajo aprobado en el convenio colectivo, violentar el contrato de trabajo firmado con el trabajador, como manda la Ley.

«Lo que necesito es que me convenzan de que las conquistas alcanzadas por los trabajadores, como son la jornada de ocho horas y el derecho a un trato digno y respetuoso, gracias a la Revolución que hicieron Fidel y nuestros padres, no se van a irrespetar...».

Y, por cierto, ¿por dónde anda el Sindicato allí? ¿No ha tomado cartas en el asunto, ejerciendo los derechos que confiere el Código del Trabajo?

La fuerza del aliento

Noraida Ramírez (calle Velarde, entre Jovellanos y Matanzas, ciudad de Matanzas) desea agradecer al colectivo de trabajadores del hospital Oncológico Nacional y, en especial, a los que laboran en la sala Q, donde su hermano Reydel estuvo ingresado durante un mes.

«Pude ver allí el amor, la unión y la profesionalidad con que todos trabajan como un verdadero equipo, comenzando por los médicos Marta, Braulio, Alexis y Yanelis; los enfermeros Luisito, Darli y Ania; y la auxiliar de limpieza Aracelis.

«Es bueno ver y reconocer cómo en estos tiempos, cuando muchos valores se han perdido, aún tenemos la bendición de poder contar con personas que aman y entregan lo mejor de ellos a su trabajo.

«A todos, sin excepción, la familia de Reydel les da las gracias por su dedicación, por cada palabra de aliento y fuerza que, en casos como este, los enfermos y la familia necesitan», expresa esta cubana agradecida.

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