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En espera de una respuesta

Lo insólitamente imperdonable hoy aparece al final del texto. Pero tenga paciencia.

«¿Dónde está el fan (motor) del ventilador de mi aire acondicionado LG de 12000 BTU?, preguntaba aquí Ariel Soler Costafreda el pasado 5 de febrero, desde la ciudad de Guantánamo.

Precisaba el lector que en el último trimestre de 2015, por indicación de la Empresa de Servicios Técnicos, Personales y del Hogar, en Guantánamo, se inscribió en el Taller de Refrigeración de esa ciudad el requerimiento de la pieza, que debía solicitarse a La Habana por inexistencia en los almacenes locales, donde históricamente solo habían recibido motores para los modelos LG de 6 000 y 8 000 BTU.

Los técnicos desarmaron el equipo y dictaminaron «motor inservible». El 2 de febrero de 2016, por insistencia de Ariel, dijeron que el fan del LG de 12000 BTU no existía: «El país jamás lo había importado como pieza de repuesto». La solución era recogerlo y enviarlo a Villa Clara, donde se montaba una planta para enrollar y reparar tales piezas.

Ese día recogieron el motor del aire acondicionado LG, y expidieron un documento firmado por el mecánico y el administrador del Taller de refrigeración. Y cuatro meses después, el motor brillaba por su ausencia. No tenían noticias ni la subdirectora de Servicios y el especialista, ni el director, todos de la Empresa de Servicios Técnicos de Guantánamo; como tampoco el director de la UEB Comercializadora de Equipos, Partes y Accesorios Electrodomésticos, subordinada local de la Empresa Comercializadora de Equipos, Partes y Accesorios Electrodomésticos (Ecepae), quien envió la pieza al «destino reparador»: supuestamente Villa Clara.

Lo cierto es que en mayo el motor estaba en La Habana, desde donde el subdirector Comercial de la Ecepae (máximo responsable de la estrategia de reparación) respondía una llamada telefónica del director de la Empresa de Servicios Técnicos de Guantánamo: el motor tenía que esperar por el montaje (sin término definido) de una línea de reparación en la capital. Y si el dueño no estuviera conforme, devolvérselo así como estaba, inservible.

Para Ariel, «el cliente no tiene alternativa: esperas, o botas los 4 338 pesos invertidos en un aparato, a cuyo costo sumarías los intereses bancarios de su compra a plazos».

El 22 de agosto de 2016, requerido telefónicamente desde Guantánamo por la subdirectora de Servicios de la Empresa de Servicios Técnicos de Guantánamo, el subdirector comercial de la Ecepae aseguró que «el asunto está resuelto con un fan nuevo incluido en la valija que viaja a Guantánamo». Nunca llegó, decía Ariel, como corroboró el director de la UEB Comercializadora de Equipos, Partes y Accesorios Electrodomésticos de Guantánamo, a quien supuestamente iría dirigido.

El 2 de septiembre de 2016, el director de la Empresa de Servicios Técnicos de Guantánamo se interesó con el director de la UEB Comercializadora sobre el estado del proceso y se confirmó que no se había recibido nada.

Hastiado, Ariel se comunicó telefónicamente con el subdirector Comercial de la Ecepae, quien, según el cliente, «justificó los incumplimientos hasta esa fecha y me aseguró que el problema quedaría resuelto con la extracción de un motor nuevo de unos equipos similares (LG 12000 BTU) que no se habían comercializado por defectos o daños estructurales». Nunca sucedió.

El 4 de octubre de 2016, a raíz del azote del huracán Matthew, Ariel soslayó el asunto, ante imperativos de mayor urgencia. Y en su carta advertía que «los recursos y la ayuda fluyen; la vida poco a poco retorna a su cauce y es hora de volver al reclamo de solución (...), que anda oficialmente por un año sin solución».

La última visita a la subdirectora de Servicios y al especialista, ambos de la Empresa de Servicios Técnicos, Personales y del Hogar en Guantánamo, mostró que todo seguía igual. «Solo recuerdan el problema en presencia del usuario, y cuando este reitera el reclamo, afloran la incompetencia y el desinterés... Son personas muy ocupadas, al menos en mi experiencia, incapaces de hacer honor al título elegido para su empresa: “servicios” técnicos, personales y del hogar. ¡Qué ironía!», concluía el cliente.

Y Ariel vuelve ahora por sus fueros para comunicarme que desde la publicación en este diario el 5 de febrero del trabajo Servicios que no sirven a Ariel, en la sección Acuse de recibo, han pasado más de 60 días y nadie se ha dado por enterado. Ni siquiera los Servicios Técnicos y personales de Guantánamo han brindado alguna explicación.

Tampoco esta sección ha recibido una respuesta.

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