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Por un modelo de papel

Orlando Acosta Martínez (Independencia entre Cepero y Santa Ana, Calimete, Matanzas) cuenta que es dueño de un auto Lada, el cual tuvo que chapistear y pintar recientemente, porque ya estaba deteriorándose a causa del paso de los años. El carro estaba antes pintado de verde, y ahora recién de blanco. Y él necesita actualizar la llamada circulación del mismo.

Por ello se dirigió a las oficinas de Tránsito en la localidad matancera de Colón, y allí le dijeron que ¡no tienen modelos para confeccionar una nueva circulación! Orlando entendió que sería una situación provisional, y solicitó le facilitaran algún documento transitorio, que le permitiera circular en su vehículo. Y le respondieron que eso era imposible.

Preguntó qué le sucedería si lo detuviera en la vía algún agente del tránsito, y constatara que el color de su auto no se corresponde con la descripción de la circulación. Y la respuesta fue que, obviamente, sería multado por tal incongruencia.

«¿Tengo que limitarme de hacer uso y disfrute de mi vehículo sencillamente porque no hay modelos para confeccionar una nueva circulación?, cuestiona. ¿Tengo culpa de que falte ese modelo? ¿Es imposible redactar un documento transitorio, a falta del oficial de circulación?

Y Orlando se cuestiona si esa oficina de Tránsito y sus funcionarios están verdaderamente comprometidos con el trabajo y su misión social, y pregunta: ¿Entendería un agente de tránsito o del orden público si le explicara mi situación o simplemente lo consideraría como una infracción y total desentendimiento de mi parte con la legalidad? ¿Cómo recupero el tiempo perdido en esta improductiva gestión que he hecho?»

Lo sufren los ancianos

En una Cuba que registra un proceso de envejecimiento, cualquier desentendimiento con los ancianos es muestra de insensibilidad y apatía muy reprobables.

Desde Palmarito de Cauto, municipio santiaguero de Mella, escribe Idelmis Pérez Tassé, en nombre del colectivo de trabajadores del Hogar de Ancianos Alfredo Sugve, el cual cuenta con 35 veteranos, de ellos 12 postrados: hace más de un año se les asignó una lavadora, pues la que había se averió. Pero ahí comenzó la odisea…

Primero, afirma, dijeron los técnicos de Copextel que hacía falta para su instalación un tanque elevado de unos diez metros. El administrador del Hogar hizo la gestión para aprovechar el que tiene el antiguo prefabricado que está ubicado al frente, y estos se negaron rotundamente sin una explicación convincente, pues ese tanque no tiene uso.

El administrador hizo la gestión para conseguir un hidroneumático que daría la solución, el cual fue asignado al Hogar. Cinco meses después los técnicos de la provincia dijeron que este se podía instalar a la cisterna. Entonces se inició la construcción de una caseta para proteger el equipo, y quedó inconclusa sin nadie saber por qué.

«Luego, refiere, a insistencia nuestra nos dijeron que no se podía instalar todavía porque la corriente que utiliza es de un voltaje más alto. Meses después nos comunicaron que el Director Provincial de Salud había asignado un transformador para dar solución al problema.

«Entre tantas justificaciones, una es que cuando culminara la zafra y se enfriaran las líneas se haría la instalación. El administrador gestionó los recursos que faltaban para culminar la caseta. Luego de concluida la misma vino el inversionista de la empresa, hace más de un mes, y dijo que quitándole una pieza a la lavadora no era necesario utilizar el hidroneumático. Pero nada.

«Luego nos comunicaron que el transformador estaba en la provincia, que aún no lo habían enviado al municipio. Todo esto provoca una situación crítica, pues debemos trasladarnos al hospital de Mella para el lavado. Primero se asignaron dos días para esa tarea: martes y viernes. Ahora se agregó el sábado, y las dos veces que hemos ido se nos ha dificultado el regreso por falta de transporte.

«Imagínese lo que significan tres días o más sin lavar la ropa de 12 ancianos que están postrados y realizan sus necesidades varias veces al día. No solo afecta la salud de ellos, sino la de las trabajadoras de la lavandería, que deben trasladarse muchas veces dentro de una ambulancia con toda la fetidez que se desprende de dicho avituallamiento. Es antihigiénico lo que estamos pasando por la indolencia de quienes no les importa el dolor ajeno».

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