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Otra opinión sobre una medida disciplinaria

El pasado 14 de octubre publiqué aquí la respuesta que la doctora Noemis Doris Causa Palma, jefa del Departamento de Servicios Hospitalarios del Minsap, daba a la queja del lector habanero Manuel González Ansoar, que vio la luz en la columna el pasado 3 de junio.

El veterano Manuel contó que cuando ya se encontraba listo para operarse en el Centro Nacional de Cirugía de Mínimo Acceso (Cncma), con el fin de que le   extrajeran varias piedras de su vejiga, fue remitido a su área de salud para tratamiento quirúrgico.

Y la funcionaria argumentó que se había evidenciado «una mala conducción del paciente dentro del sistema, traducido en una orientación inadecuada de la doctora», por lo cual el Cncma efectuó los análisis correspondientes y se aplicó una amonestación ante el consejo de dirección de la entidad a la Jefa del Servicio de Urología, quien fue la especialista que atendió al capitalino.

Hoy el espacio es para la misiva de Guillermo Sanciprian Fals (calle 182 edif. 17602, apto. 12, 1ro. de Mayo, Boyeros). La reproduzco, casi textualmente, solo con la edición y corrección periodística elemental. 

«Leí su artículo (…) donde se informaba del éxito de la operación de Manuel. Las palmas al equipo médico que lo operó, y a él, que tenga una rápida recuperación. Solo falta ver si la profesionalidad de este redactor, quien publica e investiga parece que a la ligera, es capaz de publicar ahora este otro caso del servicio de urología del Cncma, donde tanto yo como otros miles de pacientes estamos muy satisfechos con ese servicio.

«¿Sabe Ud. que hizo pública una medida disciplinaria que se aplicó frente a un consejo de dirección a una de las mejores o bien la mejor cuadro que tiene la Salud Pública cubana? ¿Conoce Ud. la manera de trabajar de esa doctora, cómo se consagra a su trabajo, cómo se entrega a su especialidad, cuántas veces visita y asiste a todos los pacientes que opera? ¿Ha visto Ud. a un jefe de servicio de clínica a un nivel como ese ir cuatro veces diarias a la sala, incluso de noche, a pasar visita y supervisar la evolución de los pacientes? ¿Ha ido alguna vez a sus consultas y la ha visto entrar en la mañana y terminar en la noche? (…) No, Ud. no sabe nada de eso. Sin embargo, se anota una más al ser el intermediario en la solución de una problemática de las tantas que llegan a su Redacción. Ahora las palmas en la web (de JR) son para la doctora Noemis, que solo hizo su trabajo como una funcionaria del Minsap. Bien, yo ahora propongo las palmas para la Dra. en Ciencias (…) que, en mi caso, salvó mi vida al hacerme una nefroureterectomia y extirpar un carcinoma papilar de cavidad renal, que a esta hora, quizá, no estuviese yo escribiendo. Y como yo, miles, y eso creo, lo debe conocer bien el consejo de dirección del Cncma. Además, en esa fecha y esto lo sabe bien la dirección del centro, ellos habían indicado que no se trataran ahí los casos de litiasis.

«Por eso, en nombre de todos sus pacientes, pedimos el reconocimiento a la Dra. (…), quien aparte de salvar vidas, es presidenta de uno de los comités organizadores de los congresos internacionales de Urología, además de ponente, ha escrito artículos para las más famosas revistas de Urología (…) y ha trabajado junto a los mejores urólogos del ranking mundial, y eso, créame, no se lo quita nadie.

«Su investigación no fue completa; le faltó hurgar entre los pacientes antes de publicar, al menos la parte donde agradece Ud. la “exhaustiva respuesta” y de que solo se resuelvan las cosas tras aparecer en su sección. Aunque dudo que Ud. publique esto (…). Espero que la “imparcialidad” de esa sección autorice la publicación de esta otra opinión».

Fraterno Guillermo: Ni yo, como periodista, ni esta sección, que ya cumple 20 años de brega en aras del diálogo ciudadano y el bienestar público, «nos     anotamos puntos» con los errores de nadie y las medidas disciplinarias que de ellos se deriven. Hemos explicado muchas veces que la metodología del espacio no implica una investigación rigurosa de cada caso, sino la confianza, tanto en ciudadanos como en instituciones, para ventilar con agilidad, diariamente, los problemas de todos. Y nos han engañado, sí, pero el por ciento es bajísimo respecto a quienes han actuado de manera honesta.       

No dudo en lo absoluto de los méritos de la galena en cuestión. Aquí, sistemáticamente, se publican elogios a profesionales de nuestra salud pública, como acto de elemental justicia y elevación humana. Pero nadie es infalible, ni ella ni este redactor ni usted, que opina desde su particular experiencia.

Tanto en la carta de Manuel, como en la respuesta de la Dra. Noemis, y en esta réplica suya, omitimos, por ética, el nombre de la especialista. Y nunca, créame, nunca, saldrá en estas páginas algo que, intencional y deliberadamente, se regodee en las faltas o el «truene» de un compatriota. Pero tampoco callaremos, siguiendo el mismo mandato ético, las responsabilidades de cada quien en los asuntos públicos. Vivir en sociedad implica, también, esos tragos amargos. Gracias por su misiva y no dude en escribirnos cada vez que le parezca.

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