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No pudo cantarle al sol

Yamilet Beltrán Aquino (Carretera Central 65, entre 4 y 5 Oeste, Placetas, Villa Clara) cuenta que su hija María Fernanda Pardillo Beltrán, de 13 años, participó el 19 de julio de 2017 en el Festival Provincial Cantándole al Sol y obtuvo el Gran Premio a esa instancia, el de la Popularidad y el de la mejor composición, con la canción Ronda a Teresita, dedicada a la gran cantautora Teresita Fernández.

Lo sorprendente, señala la madre, es que para el certamen nacional de Cantándole al Sol no seleccionaron a María Fernanda, si no a un niño de Remedios que ni siquiera obtuvo mención en el Festival Provincial.

Yamilet llamó a la Organización de Pioneros José Martí en Villa Clara y preguntó a la funcionaria que la atendió: «¿Por qué mi hija, siendo la ganadora, y obteniendo incluso los tres premios, no fue seleccionada?». Y la funcionaria le respondió que fue decisión de La Habana y no tenía reclamación, que no dependía de ellos y tampoco entendían».

Muy dolida, la madre llamó al Centro Nacional de Casas de Cultura y le planteó a una secretaria su insatisfacción, al tiempo que le explicaran el porqué de esa selección. Pidió conversar con un metodólogo de Música, y le dijeron que volviera a llamar solicitando la extensión 115. Llamó en varias ocasiones y nunca le respondieron.

Afirma Yamilet que es muy injusta la decisión del jurado nacional, «pues tienen que tener más credibilidad en los jurados provinciales, que son tan profesionales como ellos, y respetar sus de-cisiones llevando verdaderamente al ganador, y de esta forma no privar a la niña de participar y defender su obra en el lugar que le corresponde».

Concluye sentenciando que «de esta manera les destruyen los sueños e ilusiones a los niños».

Cualesquiera que fueran las circunstancias, madre e hija merecen que el asunto se esclarezca y les rindan información pormenorizada de por qué la niña no pudo cantarle al sol en el festival nacional.

Hay que llevarlo encima

Lucila Casamayor Cumbá (calle 228, Edificio 27-A/15, apto. 16, La Coronela, La Lisa, La Habana) relata que el 24 de diciembre de 2017 su hermano Rigoberto Casamayor Cumbá, vecino de San José 518, entre Lealtad y Campanario, Centro Habana, La Habana, tenía pasaje para el vuelo Habana-Santiago de Cuba de las 3:00 p.m.

El vuelo salió a las 6:00 p.m., y habían recogido antes los equipajes. Rigoberto llevaba dentro del suyo un celular marca Galaxy III blanco de regalo para su hijo. Y la sorpresa fue cuando abrió su maleta en Santiago de Cuba, ya en casa de su familia: detectó que la caja donde estaba el celular  estaba fuera del lugar donde él la había puesto. ¡Y vacía!

«Pienso que hechos como estos no pueden seguir sucediendo, refiere Lucila y espero que Cubana de Aviación, o el turno que se encontraba prestando servicio ese día, le pague el teléfono a mi hermano. Y que la Policía y haga su trabajo investigativo. Según los compañeros de Santiago, eso se trasladó a La Habana.

«De todas maneras, mi hermano al otro día se dirigió a la estación de policía más cercana en Santiago y formuló su denuncia, sin que hasta la fecha tenga ninguna respuesta. Y yo he llamado en varias ocasiones a la línea de vuelo de la Terminal 1 del aeropuerto José Martí, y nunca he podido hablar con el jefe.

«Pero la persona que me atendió me comunicó que esos objetos se llevaban encima, nunca por debajo. ¡Qué respuesta! ¿Es que no se puede tener confianza en esa línea, o en algunos trabajadores que laboran en ella?», concluye Lucila.

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