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Podaron el árbol, cansados de esperar

Rosell Alfaro Martínez cuenta que frente a la vivienda sita en calle 22 No. 60, en el reparto Camilo Cienfuegos, de la ciudad de Bayamo, creció una mata de mangos cuyas ramas, con los años, se entretejieron con el tendido eléctrico de alta tensión (13 000 kilowatts). Y apenas al batir una leve brisa, provocaban chisporroteos, para sobresalto de los vecinos cercanos.

Desde hacía tiempo, la necesidad de podar dicho árbol y otro de mamoncillos cercano, para evitar accidentes y daños a la propiedad, eran planteamientos recurrentes en las reuniones de rendición de cuentas del Poder Popular. Y nada se lograba.

En junio de 2016, ya Rosell se personó ante un directivo de la Empresa Eléctrica en Bayamo, y le pidió que, por favor, podaran el árbol. Y no se hizo nada.

«La respuesta dada por todo aquel a quien nos dirigíamos —refiere— era que para ese tipo de trabajo tendría que reunirse “toda una comisión” compuesta por la Empresa Eléctrica, Etecsa y Comunales; porque se necesitaba de una grúa, un carro con cesta para que el operario pudiera cortar las ramas y Comunales para botar las mismas».

Al ver que pasaban los meses y nada se hacía, el 12 de agosto de 2016 Rosell fue al departamento de Atención a la población del Partido en la provincia de Granma. Y allí le orientaron que debía comunicarlo por los canales correspondientes de responsabilidad administrativa. Ese mismo día fue entonces a Atención a la población del Gobierno municipal y formuló su queja. Y siguió sin respuesta.

Ya en vísperas de la posible entrada del huracán Matthew en Granma, los días 1ro. y 2 de octubre, se dirigió telefónicamente al jefe de despacho del presidente del Gobierno municipal, para solicitarle que hicieran algo al respecto.

«La misma respuesta, señala: a la carga con la bendita comisión gigantesca y con la justificación de que muchas eran las solicitudes para podar árboles y por tanto no daban abasto. Estoy hablando de una poda que se estaba pidiendo desde mucho tiempo atrás, y no se hacía nada».

Rosell, quien es especialista del Proyecto iniciativa municipal de desarrollo local en Bayamo, tomó la decisión junto con otros vecinos, y no esperaron más: «Decidimos tomar el control de esa situación y arriesgando nuestras vidas cortamos un poco los gajos que estaban por encima del tendido eléctrico, sin la necesidad de una grúa, un carro con cesta, ni la presencia de tantas entidades. Todos ayudamos a limpiar y botar toda aquella cantidad de ramas y hojas que fueron cortadas poco a poco, con la ayuda de un par de sogas, un machete y dos vecinos inteligentes y solidarios.

«Aunque pueda parecer increíble, esta historia es real —afirma—. ¿Qué hubiese sucedido si pasara el huracán y no se hubiera podado el árbol mencionado? Sin comentarios. Aún los vecinos se preguntan por qué aquel llamado de auxilio nunca se respondió», concluye Rosell.

Hay gente como Marlén

Siguen llegando testimonios de honradez y de gratitud, como el de Nilo Gerardo Izquierdo Valdés, de 86 años y residente en calle 21, entre 4ta. y Oeste, en el reparto Antonio Guiteras, del municipio capitalino de La Habana del Este.

Relata que el pasado 24 de marzo fue a la panadería La Marquesita, de ese reparto. Y sin darse cuenta dejó allí una agenda telefónica que contenía en su interior 410 CUP. Y al llegar a su hogar, luego de haber hecho diversas gestiones en el día, reparó en ello.

«Al día siguiente —manifiesta—, cuál sería mi sorpresa al recibir en mi casa a primeras horas de la mañana a un vecino con la buena noticia de que la dependienta de la panadería se la había encontrado y la había guardado, en espera de que yo fuera a recogerla.

«Me personé allí, y esa compañera, con respeto y cariño, me devolvió la agenda con todo aquel dinero. Actos como los de esa dependienta, llamada Marlén Rodríguez Pérez, son dignos de destacar en tiempos en que muchas personas abogan por la falta de honestidad y el mercantilismo. Pero existen también otros como ella, con valores tan grandes como la honestidad, la sencillez, el respeto y el humanismo», concluye Nilo.

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