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La moraleja de una historia

«Hay medidas del servicio público que parecen hechas para jóvenes vigorosos, y no para un país que envejece demográficamente con celeridad», afirmé al presentar aquí el pasado 7 de abril la historia enviada por Griselda García Rodríguez, desde Mantilla, municipio capitalino de Arroyo Naranjo.

Ella contaba que su abuela, de 96 años y postrada, padecía de asma crónica con servicio de oxígeno permanente, además de demencia senil. La anciana convivía con una hija de 78 años, en la propia Mantilla. Y tradicionalmente el servicio de oxígeno se pagaba en el mismo municipio. Al intentar pagar la última vez allí, le comunicaron a la hija que el cobro se había trasladado hacia Fontanar, en el municipio de Boyeros.

«¿Cómo es posible que en un núcleo donde residan una anciana encamada y sujeta al cuidado permanente de otra adulta de 78 años, haya que trasladarse hacia un municipio apartado y de difícil acceso para adultos mayores? ¿Qué causas impiden mantener un centro de pago en cada municipio que facilite el traslado y el pago del servicio en el término que corresponde?», cuestionaba Griselda. Y revelaba que en consulta hecha en Arroyo Naranjo, se confirmó el traslado de la oficina sin más excusas, ni explicaciones. «¿Habrá alguna solución para ello?», preguntaba.

Responde el doctor Emilio Delgado Iznaga, director de Medicamentos y Tecnologías Médicas del Ministerio de Salud Pública, que una comisión se entrevistó con Griselda y con la hija de la paciente, y verificó la base documental. Constató que es una anciana que consume el oxígeno medicinal desde 2004, con diagnóstico de asma bronquial; y su hija pagaba el servicio en el municipio, pero le informaron que sería en Fontanar.

Explica que como resultado de transformaciones del sector, se fusionaron las Empresas de Medicamentos de La Habana. Y el proceso de tramitación para la adquisición de las ayudas técnicas se regionalizó en la Unidad Empresarial de Base. Ello requería evaluación sistemática de monitoreo y control en el primer trimestre de 2019. Y en marzo se determinó su descentralización por municipios, al no constatarse su efectividad y provocar insatisfacciones en la población. Así, el servicio se restableció en abril en el municipio de Arroyo Naranjo.

Emilio da la razón a Griselda, «toda vez que la regionalización del pago del servicio conllevó a la insatisfacción de los familiares de la paciente». Y se le ofreció respuesta a la primera, con la solución del caso.

Agradezco la respuesta y el reconsiderar la decisión que causaba molestias. Al final, la moraleja es que cualquier medida que tenga incidencias en la ciudadanía hay que sopesarla cuidadosamente, siempre pensando primero en la gente, principio y fin de cualquier servicio público.

Tiempos difíciles, corazones grandes

El pasado 5 de junio, desde Cocosolo, en el municipio habanero de Marianao, Neyda Hernández Pereda lanzó un S.O.S. porque su mamá de 90 años no puede dejar de tomar la Espironolactona, pues presenta una insuficiencia cardiaca congestiva severa, y con un marcapaso puesto.

Como ese medicamento está en falta en todo el país —ratificado por directivos del Minsap en reciente emisión del programa televisivo Mesa Redonda–, Neyda contaba las complicaciones que ya presenta su mamá. Y, agradecida a priori, solicitaba el apoyo de alguien que tuviera el fármaco y quizá no lo necesitara, para que pudiera contribuir al restablecimiento de la salud de su viejita.

La reacción no se hizo esperar: El propio día 5, irrumpieron en nuestra redacción llamadas telefónicas y mensajes por correo electrónico de cubanos sensibilizados con el S.O.S. de Neyda. Y esta sección ha servido de enlace o puente para tales muestras de solidaridad, que ya dan sus frutos. Desde diferentes rincones del país, hasta ayer ya ofrecían el medicamento Amada Ester Benítez, Lidia Buzi, José Alberto, Odalys Castañeda Ronquillo, Alina Rodríguez Guzmán y Mercedes Rojas.

Y Neyda, conmovida por la reacción, nos escribió:

«Aprovecho estas líneas para hacer extensivo mi más profundo agradecimiento a los periodistas y a todas esas personas que han brindado muestras de humanidad y solidaridad para que mi madre se recupere. Las características de nosotros los cubanos son únicas en el mundo, tenemos una forma de ser y actuar que nos hace diferentes.

«Han llamado de varias provincias: Matanzas, Camagüey, Villa Clara y La Habana. Como bien dice el lector Osvaldo, ninguna de esas personas ha reparado en el precio que les costó adquirir el medicamento (Espironolactona) o que más adelante les pueda hacer falta. Y mucho menos aprovecharse de nuestra necesidad para revenderlo. Sus únicas preocupaciones han sido hacerlo llegar lo más pronto posible. Son tiempos difíciles, pero siempre hay corazones grandes», concluye Neyda.

Cubanos… dígase todo…

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