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¿Qué sucede con el agua en Guanabacoa?

Enrique Martínez Díaz (Santa María 112, entre Corrales y Aguacate, Guanabacoa, La Habana) narra que desde hace años cada verano empiezan los problemas con el agua en ese barrio, que incluye tramos de la calle Santa María entre Corrales hasta Cocos, y Aguacate entre Apodaca y Aranguren. Debe venir cada dos días, en la tarde. Y los días más dichosos, llega sobre las cuatro y se va a las 7:30 a más tardar. La mayoría de los vecinos tiene tanques y motores para llenar, pero es bastante inestable.

Desde hace años semanalmente, casi siempre viernes o sábado, envían una pipa para rellenar los tanques. Pero ahora el ciclo es cada diez días. «Pese a ello, la última vez que nos llegó la pipa fue el sábado 6 de julio, por lo que ayer hizo 12 días que no nos mandan ninguna».

Eso afecta, refiere, pues, aunque el agua llega a una parte de las casas, a otras no, y tienen que cargarla con latas y cubos en nuestras calurosas tardes de verano.

«Dicen algunos vecinos que en una calle ubicada más abajo, denominada Luz, hace más de 16 días que no les llega el agua. Desde hace dos envíos

(martes 16 y jueves 18) no llega a nuestras viviendas. Lo más triste es que si camina por Guanabacoa, por Independencia, cerca de los Escolapios, o por Aranguren, ve que el agua corre por la calle.

«Por criterios de algunos, un problema es que los de Acueducto, por razones que desconozco, no abren las llaves de paso con la cantidad de vueltas que deben. Y la presión del agua no permite que esta llegue a determinados puntos, como es el área donde resido. Ahí también hay problemas de diseño, pues resulta que a lugares más altos llega el agua, y a nuestra cuadra y a otras vecinas, no».

Afirma que los residentes se han quejado ante los delegados del Poder Popular y han ido al Gobierno municipal. Y no se ha resuelto el problema.

Una cuadra entera

Marina Pérez (Venus 160, entre Luz y Coco, Guanabacoa) revela que hace 15 días no reciben ni una gota de agua. «Ya no tenemos adonde ir pidiendo ayuda; esto es conocido por el Gobierno municipal y nadie oye nuestras súplicas. Se han personado inspectores y dirigentes de Aguas de La Habana. En el día de ayer, después de 15 días sin recibir nada, vinieron y nos prometieron pipas. Nos pasamos la noche y el día y nada.

«Estamos haciendo nuestras necesidades en jabas y botándolas en la basura. Hay una anciana amputada de una pierna, y el esposo está operado con la herida abierta: Hace días no se pueden bañar y sin poder cocinar. Vecinos que sí reciben agua nos dan algo para poder tomar.

«Esta triste situación la tiene la cuadra entera. No estamos pidiendo lujos, sino un poco de agua. Y es muy duro ver cómo nos engañan y no dan solución a algo que se ha presentado de hace unos días para acá; ahora que el Estado está haciendo un esfuerzo a pesar de la situación que tiene el país», concluye.

Sin agua y sin saber el porqué

Juan Carlos Alpajón García (Corral Falso 255 A, entre San Sebastián y Santa María, Guanabacoa) relata que hace 20 días en su casa no entra agua. Tienen una cisterna, pero como están en construcción, beneficiados por la entrega de un subsidio, ello requiere agua, sobre todo si hay que fundir placa. Y no hay información ni explicación lógica de lo que sucede.

«¿Cómo es posible que no se informe lo que pasa y las posibles soluciones para enfrentar una situación tan sensible, en una cuadra tan extensa, con una población mayoritaria de la tercera edad, donde a unos sí les entra agua, y otros en su gran mayoría estamos arreglándonos como podemos para al menos tener para tomar?», cuestiona Alpajón García.

Y cuenta que el sábado 13 de julio estuvo en la cuadra la compañera que se encuentra al frente de Acueducto y Alcantarillado. Se le explicó la situación y refirió que estaban de recorrido y ya sabían lo que estaba ocurriendo. Comenzó a llamar por su teléfono celular y se marchó.

El domingo 14 se llamó en varias ocasiones al Puesto de Mando del Gobierno en Guanabacoa, y la respuesta fue que los compañeros de Acueducto andaban de recorrido por el municipio. Han pasado los días y seguimos padeciendo. Ni una pipa de agua aparece. «¿Hasta cuándo tenemos que esperar un pronunciamiento de los responsables? ¿Cuál es la posible solución paliativa a ese problema?», concluye.

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