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Si tenía razón, ¿por qué no antes?

EL pasado 27 de junio, y desde la comunidad rural El Pedrero, en el municipio espirituano de Fomento, Marlin Pentón Fernández contó aquí que su hijo de 16 años padece dermatitis actínica crónica, el síndrome de la fotosensibilidad cutánea a la radiación ultravioleta y la radiación visible. Y por ello, no puede exponerse al sol, lo que lo obliga a hacer una vida nocturna.

Marlin agradecía la atención médica que su hijo ha tenido desde que nació, y su educación hasta la enseñanza secundaria por maestros ambulantes. Solo le preocupaba la situación higiénico-epidemiológica  que rodea su vivienda, por una cochiquera en una vivienda vecina, cuyos desechos vierten hacia su patio.

Refería la madre que se ha tratado el problema con esos vecinos y no ha habido solución. «Es imposible comer, dormir y respirar en mi hogar, o transitar por el área del patio, decía. Ello multiplica el sufrimiento de mi hijo, que apenas puede sentarse a comer. Repercute sicológicamente en él, pues come con asco.

«Y apenas puede hacer sus ejercicios físicos, en un pequeño gimnasio que el padre le improvisó en el patio, ante la vida de enclaustramiento que lleva. Mi temor es por su salud mental y física: inmunodeprimido, con asma crónica y pendiente de una biopsia de la piel».

Marlin afirmaba que el asunto no se resolvía, a pesar de que habían recurrido a las autoridades de Salud y del Gobierno en el territorio.

«Las autoridades de Salud, planteaba, expresaron que no se pueden personar aquí porque hay problemas con el combustible. Los de Higiene dijeron que era problema de Acueducto. También me presenté ante el presidente del Consejo Popular, y no hay respuesta para el problema».

Al respecto, responde el doctor Manuel Rivero Abella, director provincial de Salud en Sancti Spíritus, que se creó una comisión provincial, que en su investigación comprobó que la mayoría de los moradores de la comunidad tenían crianza de cerdos en sus viviendas, sin una correcta disposición de los residuales líquidos y sólidos de estos.

Se constató que la casa de Marlin estaba afectada por los desechos y residuales que vierten a su solar las tres cochiqueras de esos vecinos, mediante una conexión por medio de una manguera.

Informa que, cumpliendo las regulaciones establecidas en la Resolución 272 de la Inspección Sanitaria Estatal, artículo 18 referente a la propagación de epidemias, se le otorgó un plazo de 72 horas para que retirara todos los cerdos del lugar; de manera que no pueda criar más hasta tanto se creen las condiciones para la correcta disposición final de los residuales.

Concluido ese plazo, se visitó de nuevo la vivienda y se comprobó el cumplimiento de las medidas indicadas.

Teniendo en cuenta que otros habitantes de la comunidad estaban incurriendo en las mismas indisciplinas en cuanto a la disposición de los residuales, expresa, se impartió educación sanitaria sobre los riesgos que implica para la salud el incumplimiento de lo establecido para esos casos. Y se orientó la correcta disposición final de residuales líquidos y desechos sólidos.

Por todo ello, concluye  el doctor Rivero, la queja de Marlin se calificó con razón.

Agradezco la respuesta y la atención al caso. Pero lo más saludable hubiera sido que lo que se acometió luego de publicada la queja, se hubiera asumido mucho antes. Tampoco se esclarecen las respuestas que recibió Marlin ante sus gestiones.

Ojalá se le dé seguimiento al asunto. Ya el tiempo de la educación sanitaria y el aprendizaje pasó. Ojalá no retoñe el nauseabundo problema de esas cochiqueras.

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