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Por culpa ajena

Luis Manuel Díaz Román (calle 249 E, entre 240 y 24, edificio 24014, apto. 10, reparto Abel Santamaría, Boyeros, La Habana) denuncia «las demoras, equivocaciones e incumplimientos» del gobierno de ese municipio capitalino.

Refiere que conviven con él su hijo, nieta y nuera. Pero esta, proveniente de otra región del país, necesitó de un permiso de residencia temporal por seis meses, que ya caducó. Por ello, Luis Manuel formalizó el 26 de noviembre de 2019 la solicitud del traslado de su nuera a su dirección, cumpliendo las formalidades del Decreto 217 que regula las migraciones para La Habana.

Después de múltiples idas y venidas a la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV), se le notificó el pasado 20 de febrero, con firma del Presidente del gobierno de Boyeros de 30 de diciembre de 2019, y con  más del doble de los días hábiles reglamentados para ello, que no se accede a su petición. Y como razón, que no se llega a conocer si se cumple el Artículo 2b del precisado decreto, relativo a la capacidad habitacional de la vivienda.

«Mi asombro, afirma, es porque todo ese tiempo tuvieron el expediente, mi propiedad original de la Vivienda y los informes y certificados de los técnicos y funcionarios que demuestran que en el área habitable de tres cuartos y otras dependencias pueden convivir de acuerdo con las regulaciones seis personas. Y mi nuera sería la cuarta».

Luis Manuel presentó su inconformidad a la DMV para que la elevara a la provincia, como se procede. Pero ante la evidencia del notable error contrastado también por los especialistas, le recomendaron que primero viera al funcionario del municipio que atiende esos casos y al propio presidente, para no volver a perder tres meses más.

«Y ambos dirigentes municipales consideraron la gran probabilidad de un error, y que su comisión lo revaluaría a la mayor brevedad. Hoy, tras 30 días más que incluyen múltiples viajes y llamadas telefónicas, es decir: tiempo, dinero e indisposición anímica creciente, no se me da respuesta alguna, aunque sí muchas explicaciones, todas con elegancia, cortesía y hasta diplomacia. Me solicitan comprensión sobre los problemas personales de la abogada, que en medio de su embarazo hace el mayor esfuerzo.

«Mi familia comprende y apoya a la abogada, refiere, y no nos incumbe aconsejar cómo planificar y organizar el trabajo para que una persona dentro de toda una comisión sea la que cargue con el mayor peso del proceso investigativo, causa por la que incumplen los tiempos establecidos, según me explican en todo momento.

«Mientras tanto, la vida afuera no se detiene. Y varios problemas urgentes e importantes acechan a mi nuera, mi hijo y mi nieta por ese retraso. El más importante: la pérdida del trabajo y, sobre todo, de la especialidad en Emergencias y Cuidados Intensivos de mi nuera en el Hospital Nacional. Lo peor es que no hay forma de resarcir los daños y con nuevas explicaciones no resolveré nada», concluye Luis Manuel.

Al pan, pan

Como buena experiencia, Julio Víctor Palmero Díaz (edificio 2, apto. 13, Micro X, Alamar, La Habana) revela que en la panadería Vencedora, de la Zona 12 de ese barrio, se vende un pan normado con una calidad en su elaboración y una presentación que hacía años no se veía.

«Se diferencia de los panes de otras panaderías en que este tiene tres ingredientes que, al parecer, están en falta en otros lugares: vergüenza, honradez y amor. Felicito a la dirección y trabajadores de este centro. Hay que tomarlos como referencia», concluye.

 

 

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