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Responde BPA a queja de María Lourdes

El pasado 22 de mayo, y desde Cárdenas, María Lourdes Díaz Andrade, 68 años, contó que el 6 de marzo de este año, en la sede del Banco Popular de Ahorro del reparto 13 de Marzo de esa ciudad, solicitó renovar la tarjeta magnética con que cobra su pensión de jubilada, ya desmagnetizada. Y también gestionó una tarjeta para las tiendas en MLC, con lo que su hijo le enviaría de Chile.

 Le dijeron que debía recoger ambas tarjetas en el Banco Principal del BPA, a más de 30 cuadras de su casa. El 16 de abril llamó al Banco Principal, y le indicaron que debía hacer un poder en la filial del Inass para que otra persona recogiera las tarjetas, pues ya estaban.

 Ella solo atinó a llamar a la Fiscalía Municipal, y la respuesta fue que la Comercial del Banco había indicado que las tarjetas se recogen personalmente. Le precisaron que Fiscalía, como tal, pasaba el caso al Consejo de Defensa Municipal, en medio de la pandemia. María Lourdes llamó el 18 de mayo al Consejo de Defensa, y la remitieron a la Zona de Defensa, a quien debía resolver el problema, quien le dijo que
discutiría su caso en el Consejo de Defensa, pues no tenía medios para resolverlo. María Lourdes volvió a llamarle, y allí otra persona le aconsejó que fuera acompañada de alguien a recoger las tarjetas.

 «Colgué el teléfono, decía, y aquí estoy pasando mi problema. Hace dos meses que no puedo cobrar mi jubilación, ni podría tener ayuda de mi hijo… ¿Por qué es tan difícil que esas tarjetas sean traídas a mi casa?».

 Con 68 años y encerrada en su casa en medio de la COVID-19, añadía que las radiaciones por un cáncer de mama, le dejaron secuelas: EPOC, bronquiectasia, asma bronquial y neumonías a repetición. Y como si fuera poco, sufría la herencia de una polineuropatía en los 90.

 Más de tres meses después, responde Tania Fito Hernández, presidenta del Banco Popular de Ahorro (BPA), que la cliente en marzo acudió a la Caja de Ahorro 13 de Marzo, adscrita a la sucursal 3492, solicitando renovar la tarjeta magnética asociada al pago de su jubilación por desmagnetización. Y también pidió la apertura de una cuenta
en MLC en igual medio de pago. Se le informó, acota, que la recogida de ambas tarjetas se hacen en la Sucursal, y no mostró inconformidad ni pidió canalizar su situación en busca de una posible solución.

 Explica que la decisión de no poder recoger las tarjetas en la propia Caja de Ahorro se fundamenta en que ese tipo de oficina bancaria es muy pequeña. Y a partir de las medidas contra la COVID-19, se vio mucho más reducido el número de trabajadores. Al no poder garantizar las medidas de seguridad, la entrega de tarjetas magnéticas fue trasladada hacia la Sucursal tutelar.

 Añade que la cliente reconoció que el 16 de abril hizo una llamada telefónica a la sucursal para saber si estaban listas sus tarjetas y si otra persona podía recogerlas por ella. Y quien le atendió, que no logró ser identificada, le orientó lo que debía hacer para que otra persona efectuara la recogida de la tarjeta asociada al pago a jubilados.

 Señala que esa indicación se corresponde con los procedimientos establecidos por el BPA. Es el Instituto Nacional de Seguridad Social (Inass) el que rige esa actividad y autoriza a terceros a actuar por cuenta del jubilado, tanto para obtener el medio de pago, como para efectuar el cobro de la pensión.

 Agrega que el 22 de mayo, por medio de una funcionaria del Gobierno que se comunicó con una de las Gerentes de la sucursal, se consultó la posibilidad de priorizar la entrega de dos tarjetas magnéticas a la cliente, con problemas de salud. Y asintió. Dicha compañera  le trasladó y entregó de inmediato sus tarjetas.

 El Banco estuvo ajeno en todo momento a los problemas de María Lourdes, afirma, porque nunca los planteó. De haberlo sabido por ella o alguien que la representara, se le habría buscado la solución adecuada, tal y como se actúa con los clientes en condiciones de vulnerabilidad; además de que existen variantes que permiten a los jubilados cobrar su pensión aun careciendo de la tarjeta magnética.

 Plantea que un directivo de la sucursal de Cárdenas visitó a la cliente en su casa, para esclarecer la queja. Y ella se mostró conforme con las explicaciones.

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