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Frente al espejo

Ser la chispa que prende la llama

El pasado 16 de enero, la sección Acuse de Recibo reveló el caso de Orestes Parra Lubín (¿Realmente soy necesario?, José Alejandro Rodríguez), un recién graduado como ingeniero en Ciencias Informáticas.

Este joven santiaguero pasó varios años «quemándose las pestañas» para ver coronada su aspiración de obtener un grado universitario, y en lugar de estar feliz y que su alegría se empinase por sobre las crestas de su natal Segundo Frente, «cada mañana camina desalentado —advertía el Acuse...— hacia su primer centro de trabajo, cuando debiera estar sorbiendo con fruición la experiencia acumulada y embridar las teorías con la práctica».

¿Y qué hay detrás de ese desaliento? Las líneas iniciales del Acuse retrataron de este modo el conflicto de Orestes: «Es triste que el país haga tantos esfuerzos en la formación de un profesional, para que luego, vaya a saber por qué absurda complacencia, este se encuentre subutilizado en una etapa crucial: la del adiestramiento en su Servicio Social».

A propósito de la publicación recibimos los criterios del ingeniero Víctor Luis López Lescay, quien preside la Asociación Nacional de Economistas y Contadores en la provincia de Santiago de Cuba:

«Su artículo ¿Realmente soy necesario? me hizo recordar los primeros años laborales de mi carrera. Recuerdo que salí de la Universidad empapado de los últimos avances de la tecnología industrial, de los métodos y estilos de trabajo más desarrollados y, sobre todo, lleno de sueños que quería hacer realidad y una energía acumulada para invertirla en lo que yo creía que era lo correcto hacer.

«Pero la realidad fue muy distinta, y cuando llegué al central azucarero a cumplir mi servicio social el choque fue mortal, pues todo lo que aprendí en la Universidad, me era de muy poca utilidad en ese lugar.

«... Al principio creí que se derrumbaban todas mis ideas y sueños, y me hice la misma pregunta: ¿soy realmente necesario?; mas luego comprendí que fui educado según las ideas de Martí, el Che, Fidel, y que la Revolución me había formado como ingeniero y me había ubicado en un lugar adonde tenía que llegar el Sol del conocimiento... Un anciano cuyo nombre no recuerdo me dijo: “Joven, tú eres la chispa; enciende la llama”, y comprendí que mi desarrollo posprofesional debía esperar pues no estaban las condiciones que me hacían falta para hacer lo que yo había soñado. Entonces la pregunta que me hice fue otra: ¿cómo puedo ser realmente necesario?, e hice realmente lo que hacía falta hacer.

«Si nos acostumbramos a mirar por la ventana y creer que lo que vemos es el reflejo del mundo, nuestra ceguera será mucho mayor que la de los débiles visuales. Nuestro sistema empresarial no es perfecto y está lleno de dificultades y carencias. Creo que a nuestros jóvenes hay que escucharlos y apoyarlos y que lo mal hecho debemos combatirlo, pero también es nuestro deber enseñarles que la Revolución nos forma y a ella nos debemos y, más que pedirle, debemos dar allí donde más nos necesita».

Agradecemos a Víctor Luis por sus criterios y experiencias, que pueden contribuir a que en la base de organismos e instituciones se gane mayor comprensión sobre la importancia de que hasta el último joven en adiestramiento reciba una esmerada atención y preparación.

Esa es la voluntad necesaria para que no surjan nuevos casos como el de Orestes, que cobran vida allí donde aparecen nuestras fisuras organizativas, como han revelado a este diario jóvenes entrevistados para trabajos sobre el tema.

«Hola, Rufo. Acabo de leer tu entrevista a Israel Rojas, el líder de Buena Fe (Nadie espere irresponsabilidad de Buena Fe, Rufo Caballero, 18 de enero) y me parece extraordinariamente honesta y clara. Ambas partes, el entrevistador y el entrevistado, abordan temas, opiniones y dudas que cualquier cubano amante de la excelente música de Buena Fe posee. Mis más sinceras felicitaciones. Lo exhorto a continuar con esa claridad en las preguntas y esa transparencia en los temas.

«En relación con los videoclips Fuera y Soy lo que ves, ambos son de mi agrado. Nunca imaginé esas canciones llevadas luego a la imagen de esa forma, y ciertamente lo que por mi mente pasó al escucharlas fue el resultado audiovisual que encontré en la televisión. Muchísimas gracias a Julio César Leal e Ismar Rodríguez y a ti, Rufo, por el trabajo realizado. Mis felicitaciones y mi exhortación a que sigan ayudando a esa extraordinaria trova, cubana ciento por ciento y propia de este siglo XXI». (Yasiel Ríos)

«El pasado 14 de enero se publicó en JR un fotorreportaje acerca de una escuelita rural enclavada en una de las zonas más occidentales de Pinar del Río, en La Bajada, municipio de Sandino, cerca del cabo de San Antonio (La escuelita de La Bajada, Kaloian Santos Cabrera). Dicha escuelita lleva el nombre de Isaac Crespo Cala, y quien les escribe conmovido por este trabajo es su hermano Serafín, pues por primera vez tenemos el estímulo de que se haya publicado el nombre de nuestro hermano en la prensa después de su muerte, y que se mencione un centro que lleva su nombre...

«Agradecemos al autor del trabajo por ocuparse de tomar estas notas referidas a la escuelita antes mencionada. Nuestra familia desea, de ser posible, tener contacto personal con él para ayudarle a conocer más sobre la trayectoria revolucionaria de mi hermano, quien al morir contaba solo con 31 años de edad y ocupaba el cargo de Primer Secretario del Partido en el territorio que se conocía como municipio Las Martinas, según la antigua división político-administrativa...». (Serafín Crespo Cala)

«Solo deseo reconocer al periódico, que leo habitualmente, por la amenidad y lo interesante de los artículos. Sobre todo le presto atención a la Tecla del Duende y Acuse de Recibo y a la página temática Sexo Sentido. También me agrada Tres del domingo, pero es más difícil de leer por la irregularidad con que llega el periódico ese día». (Sandra)

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