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«Compañero José Alejandro Rodríguez: Casi una fuerza del instinto me lleva, en cuanto accedo a la página digital del Juventud Rebelde, a ir al sitio reservado para Acuse de Recibo. No tengo dudas de que este espacio no tiene la noticia más importante del diario, pero sí refleja daños, violaciones de derechos ciudadanos, arbitrariedades e injusticias que, en muchos casos, si no fuera por el dolor que representan, parecerían cuentos de ciencia ficción.

«En ocasiones me pregunto cómo es posible que en una sociedad con los principios éticos, morales, sociales y humanos como la nuestra, pasen estas cosas.

«Su columna de hoy lleva el título Sí, soberano bochorno (Acuse de Recibo, 1ro. de abril). Creo, además, que este título le serviría a muchas de las respuestas que ofrecen directivos de las empresas interpeladas (a quejas publicadas en la sección). Otros son un poco más críticos, aunque sería interesante comprobar si en todos los casos hacen lo que le responden al periódico.

«Tengo la esperanza de que esta columna en algún momento deje de salir en el periódico. No es por quitarle parte de su trabajo. Usted también estará contento, pues la columna dejará de existir cuando erradiquemos esos males que hoy lastran nuestra sociedad.

«Reciba mi modesto reconocimiento y tenga la seguridad de que muchos cubanos apreciamos la profesionalidad y valentía con que hace este trabajo». (Diego Soca Lago)

Yo también, Diego, albergo el anhelo de que desaparezcan de Acuse de Recibo las vicisitudes de tantos. Estoy de acuerdo con usted en que nuestra sociedad ganaría más si las instituciones y organismos perfeccionan su trabajo y detectan y solucionan a tiempo innumerables problemas que carenan en esa columna.

Pero Acuse no desaparecerá, y jerarquizar nuevas inquietudes le ampliaría el horizonte de debate. El formidable ejercicio de participación democrática que significa construir entre todos ese espacio podría encauzarse hacia la formulación de saludables sugerencias, y a mirar a cuestiones entroncadas con el crecimiento espiritual del país, constantemente relegadas por las urgencias.

«Me ha gustado mucho su artículo ¿Se extinguen los buenos días? (Osviel Castro Medel, 2 de abril). Las formas de convivencia se han extraviado del horizonte de muchas personas en nuestra sociedad; y al igual que usted, la pregunta que yo me haría es: ¿adónde han ido a parar los innumerables esfuerzos humanos y materiales realizados para dar educación y cultura a nuestro pueblo? El tema invita a un profundo análisis.

«Usted no abordó lo relacionado con las llamadas “malas palabras”, las cuales pululan desde edades tempranas y se las espetan lo mismo a un anciano, una mujer o incluso entre niños. Se mencionan en una guagua, frente a su puerta o en el mejor restaurante, cafetería o bodega. Y llama la atención que pocas personas salen al paso de esa situación.

«Desde muy pequeños mis hijos han usado la cortesía de decir los “buenos días”, “buenas tardes” y “buenas noches”, pero un día el hijo varón, ya casi adolescente, conversando me decía que cada vez que iba a un lugar y daba los “buenos días” había gente que lo miraba como a un animal raro.

«Yo le comentaba que cuando fui alfabetizador en la Sierra Maestra conocí a mucha gente que tenían una gran cultura a pesar de su condición de “analfabetos educacionales”. Era casi imposible ver a una persona pasar por delante de alguien, alguna casa o llegar a cualquier lugar que no dijera “Buenos días”; y aunque no te conociera, si pasabas frente a su casa te invitaba a tomarte un buchito de café.

«Continúe trabajando sobre ese asunto, que ese es el camino». (Heriberto Muñiz Álvarez)

«Leí su artículo titulado Lo grande que es perdonar (Julio Martínez Molina, 5 de abril). Permítame decirle que se ha referido usted a uno de los mecanismos más prodigiosos con que cuenta el ser humano, y que desdichadamente se ve acorralado o eliminado por conceptos, dogmas o criterios erróneos. Este don representa una herramienta clave que discurre desde la autocuración, de la que gozamos y a veces no advertimos, y ayuda a mejorar nuestra salud y a avanzar en el escalón evolutivo, pues también necesitamos adelantar espiritualmente.

«No soy religioso, pero en el orden espiritual se encuentra el eslabón perdido para que el socialismo dé el golpe final como sistema justo. Así de sencillo es el secreto. Podrán hacerse mil y una cosas, pero ahí, en ese reservorio, está la esencia de la victoria.

«Pondré un ejemplo sencillo para que se comprenda a qué me refiero cuando menciono el término perdón. Supongamos que en la vida de una persona hay 30 momentos que no puede perdonar. Por cada situación el individuo llena una bolsa con una libra de arena, y así como los recuerdos nos persiguen siempre, cargará esas 30 libras adonde quiera que vaya, adicionando otra bolsa cada vez que incorpore un hecho que decide no perdonar. Mientras se tenga juventud, se llevará esas bolsas incluso con orgullo, pero la interrogante es qué ocurrirá cuando la persona comience a envejecer. Es por ello que su comentario resulta tan importante. Lo felicito». (Rolando José Navarro Barrero)

«Estimada Nyliam: Lamentablemente, esta especie de terrorismo doméstico continuará siendo una lacra de nuestro tiempo (Un dolor y cientos de nombres, Nyliam Vázquez García, 11 de abril, un comentario sobre el maltrato contra las mujeres en Paquistán). Aquí en mi país se ha progresado mucho al respecto, con una legislación muy avanzada contra la violencia de género, pero aun así salimos a muerte por semana. Aprovecho para congratularme de leer sus comentarios, que debieran ser más asiduos en las páginas de Opinión». (Jesús Puig, España)

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