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¿Cuestión de hábito o de entrenamiento?

Pueden acusarme de obsesa y hasta de redundante, pero es que a diario se presentan los ejemplos. Como para demostrar que el abuso, la violencia, el uso de fuerza letal, el asesinato y hasta la violación son métodos habituales en el proceder de no pocos militares estadounidenses. El caso de Steven Green y otros cuatro soldados estadounidenses que en Iraq violaron a una muchachita de 14 años, y asesinaron a su familia, sigue en la palestra porque están sujetos a posible juicio criminal; y lo traigo nuevamente a colación ya que les refiero una muy especial forma de reclutar soldados para las guerras de la administración Bush.

Resulta que el diario The Washington Times, todo un exponente de la ultraderecha estadounidense, revela que más de cien mujeres norteamericanas jóvenes, que expresaron su interés en enrolarse en el ejército el año pasado, fueron violadas en oficinas de reclutamiento, asaltadas en vehículos gubernamentales y obligadas a caminar siendo toqueteadas en la fila para entrar a ser examinadas.

El periódico cita una investigación realizada durante seis meses por la Associated Press (AP), que encontró que más de 80 reclutadores militares fueron disciplinados el pasado año por mala conducta sexual con alistados potenciales, y que ello ocurrió en todas las ramas de las fuerzas armadas y en todas las regiones de Estados Unidos. Al menos 35 de los reclutadores eran del ejército, 18 del cuerpo de marines, otros 18 de la marina de guerra y 12 de la fuerza aérea, según consta en docenas de registros obtenidos bajo requerimiento de la Ley de Libertad de Información, y el caso es que su número sobrepasa los casos de la década pasada, afirma la agencia informativa.

Las víctimas oscilaban entre los 16 y 18 años, y no pocas veces vieron por primera vez a sus «reclutadores» en las escuelas secundarias y como dijo una de las jovencitas: «Esto nunca debió haberse permitido que sucediera. El reclutador tenía todo el poder. Llevaba el uniforme. Era dueño de mi futuro. Confié en él».

Si piensan que esto es un problema que puede asumir dimensiones mayores cuando se enfrentan a la urgente búsqueda de soldados para las dos guerras en caliente que libra actualmente Estados Unidos, ahí les van otras cifras que reafirman lo reiterado y hasta común de ciertas conductas aberradas, pues AP también encontró en el fajo de documentos que desde 1996 hasta la fecha el Army (ejército) acusó de violación y mala conducta sexual a 722 reclutadores, y que uno de cada 200 reclutadores en todas las fuerzas armadas durante 2005 fue disciplinado por idéntico proceder. Sin embargo, las sanciones a las cuales se enfrentaron fueron en la mayoría de los casos administrativas: reducción de la paga o del rango; mientras los procesamientos o acusaciones militares o de criminalidad civil fueron realmente raras.

Y si usted considera que de todas formas hubo castigo porque el Pentágono se «ocupa», sepa que el sitio web Raw Story publicó el 18 de julio pasado que, ante el hecho cierto de que en 2005 hubo 2 374 reclamos de mujeres en servicio militar —40 por ciento más que en 2004—, grupos preocupados por la situación y la representante demócrata por Nueva York, Louise Slaughter, propusieron establecer una oficina para asistir a las víctimas de asaltos sexuales, pero la iniciativa fue rechazada por el Departamento de Defensa sin tan siquiera ofrecer una explicación plausible… Cabe entonces la pregunta: ¿Malos hábitos o entrenamiento?

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