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Tres de siete, ya están fuera del juego

¿Riesgos de la guerra? ¿Accidente? ¿Casualidad? O pagaron el precio de haber criticado la guerra de George W. Bush.

El 19 de agosto pasado siete sargentos estadounidenses firmaron un artículo de opinión que publicó el diario The New York Times bajo el título La guerra como nosotros la vemos (The war as we saw it), el cual contribuyó al debate sobre la legalidad de la invasión y ocupación de Iraq y la necesidad de la retirada, con el agravante para la administración estadounidense de que los críticos no estaban en oficinas políticas, gabinetes académicos o redacciones de los medios informativos, sino en el mismísimo escenario bélico.

Tres de ellos ya están prácticamente en la lista de los muertos...

Buddhika Jayamaha, Wesley D. Smith, Jeremy Roebuck, Omar Mora, Edward Sandmeier, Yance T. Gray y Jeremy A. Murphy dieron a conocer públicamente su percepción del conflicto, tras 15 meses de permanencia en el frente, y sin medias tintas, estos hombres de la 82 División Aerotransportada dijeron que estaba bien lejos de la realidad pensar que una fuerza no bienvenida podía ganar sobre la población local que era recalcitrante a su presencia.

«Nosotros estamos escépticos sobre la reciente cobertura de la prensa que retrata al conflicto como incrementadamente manejable y sentimos que niegan el aumento del malestar civil, político y social que vemos a diario», afirmaban en sus reveladoras palabras.

Entre los detallados factores demostrativos de una guerra perdida, tres resaltaban en la descripción:

Los muchos actores que actúan en el campo de batalla iraquí en que se mueven los soldados estadounidenses («extremistas sunnitas, terroristas de Al Qaeda, milicianos chiitas, delincuentes y tribus armadas»), mucho más complejo cuando añadieron «la cuestionable lealtad y el papel de la doble cara de Janus de la policía y el ejército iraquí»).

Los desmanes en Iraq son imposibles de ocultar. Foto: AP Afirman que «hemos fallado miserablemente» en mejorar las condiciones sociales y económicas básicas. «Dos millones de iraquíes están en campos de refugiados en los países vecinos. Cerca de dos millones más están desplazados internamente y ahora llenan muchos de los suburbios urbanos. Las ciudades carecen regularmente de electricidad, servicios telefónicos y sanitarios. Los iraquíes «afortunados» viven en comunidades rodeadas de barricadas con muros de concreto que son volados y que les proveen de una sensación de claustrofobia comunal en lugar de cualquier impresión de seguridad que podamos considerar normal», dijeron en su artículo.

Su conclusión sustancial es que «ellos (el pueblo iraquí) pronto comprenderán que la mejor manera de recuperar la dignidad es llamarnos por lo que somos —un ejército de ocupación— y forzarán nuestra retirada».

Por ese retrato de la realidad hecho público en la página de opinión del influyente diario neoyorquino, gente de la ultraderecha los consideró «los siete bastardos».

Cuando salió a la luz el criterio de estos militares, encontraron eco en sitios alternativos de la web, donde es característico que los cibernautas dejen plasmados sus comentarios. Hoy les traigo uno solo expuesto en la página Crooks and liars (Granujas y mentirosos) por John Amato, el domingo 19 de agosto de 2007 a las 4:43 p.m.: «¿Cuánto tiempo le tomará a los Malikinites atacar a estos soldados de EE.UU. sobre sus opiniones disidentes sobre la guerra de Iraq?».

Supongo que «malikinites» sea una referencia a Nuri al Maliki, el primer ministro iraquí del gobierno creado por Estados Unidos, referencia que en mi opinión hubiera sido mejor hacerla hacia los bushistas. Pero no es mi criterio lo válido, sino el de este otro estadounidense al que también le preocupa la guerra y las consecuencias para quienes se oponen a ella, de una forma u otra.

Decenas de comentarios seguían a esta introducción. Entre ella tomo otra, firmada por Doggiebobo ese mismo día a las 4:46 p.m.: «Les deseo a ellos lo mejor y un retorno a casa prontoooooo, y seguro»...

El sargento mayor Yance T. Gray, de 26 años, y el sargento Omar Mora, de 28, no murieron en combate, fallecieron el lunes 13 de septiembre cuando el camión de cinco toneladas que conducían, se volcó; el sargento mayor y ranger del ejército Jeremy A. Murphy, jefe de un team de reconocimiento, recibió un tiro «enemigo» en la cabeza solo unos días antes de que el New York Times publicara La guerra como nosotros la vemos... Desde entonces yace en una cama de hospital al borde de la muerte. ¿Fue casualidad que tuvieran los tres tan mala suerte?

Una mujer ecuatoriana, Olga Capetillo, madre del sargento Omar Mora, dijo que su hijo estaba «cada vez más abatido» por lo que ocurría en Iraq y ya está exigiendo que se le explique el «accidente» que le costó la vida a su hijo... Richard, el padre de Yance Gray, le comentó al New York Times que su hijo amaba lo que hacía «pero él no era un robot sin cerebro»...

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